La Visión de Cristo

La visión de Cristo está regida por una sola ley. No ve el cuerpo, ni lo confunde con el Hijo que Dios creó. Contempla una luz que se encuentra más allá del cuerpo; una idea que yace más allá de lo que puede ser palpado; una pureza que no se ve menguada por errores, por lamentables equivocaciones, o por los aterrantes pensamientos de culpabilidad nacidos de los sueños de pecado. No ve separación. Y contempla a todo el mundo, y todas las circunstancias, eventos o sucesos, sin que la luz que ve se atenúe en lo más mínimo.
Esto se puede enseñar, y todo aquel que quiera alcanzarlo tiene que enseñarlo. Lo único que es necesario es el reconocimiento de que el mundo no puede dar nada cuyo valor pueda ni remotamente compararse con esto; ni fijar un objetivo que no desaparezca una vez que se haya percibido esto. Y esto es lo que vas a dar hoy: no ver a nadie como un cuerpo y saludar a todo el mundo como el Hijo de Dios que es, reconociendo que es uno contigo en santidad*
Como nos dice el Curso: «La salvación no te pide que contemples el espíritu y no percibas el cuerpo. Simplemente te pide que esa sea tu elección». Si eliges percibir el cuerpo eliges un mundo de separación, si eliges percibir la luz que está más allá del cuerpo te reencuentras con tu verdadero Ser.

La visión de Cristo no es más que comprender que somos uno en Cristo, que es el perfecto Amor que de verdad somos. 
Así es como aprendes a dar tal como recibes. Y así es como la visión de Cristo te contempla a ti también. Esta lección no es difícil de aprender si recuerdas que en tu hermano te ves a ti mismo. Si él se encuentra inmerso en el pecado, tú también lo estás; si ves luz en él, es que te has perdonado a ti mismo tus pecados. Cada hermano con quien hoy te encuentres te brinda una nueva oportunidad para dejar que la visión de Cristo brille sobre ti y te ofrezca la paz de Dios. *
Cuando ves a tu hermano sin esa luz recuérdate a ti mismo que esa ocasión la puedes aprovechar para perdonar esa ilusión que te impide ver a tu hermano, pues él no puede ser más que Amor puro. Ése es el camino de la Visión de Cristo.
Conviértete en la prueba viviente de los efectos
de elegir la visión de Cristo. 
A través de la paz que surge,
te conviertes en un maestro de la paz.












Texto de Un Curso de Milagros