Estar en el mundo sin que te afecte

Tu objetivo es alcanzar la paz de Dios, 
la paz que está más allá de toda creencia.  

Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. *

Estar en el mundo sin que este te afecte es convertirte en Observador. Sabes que eres el soñador, que todo lo que estás viviendo no es real. Es parte de un guión ya escrito. No eres responsable de nada de lo que sucede en el mundo pero sí eres responsable de lo que percibes en él. Si juzgas lo que estás viendo dejas de ser el Observador y pasas a ser un personaje del ego. Porque has creído que la ilusión era real la has hecho real. 

Puedes vivir feliz en este mundo manteniendote firme en ser el Observador, en percibir todo lo que hay en el mundo como Uno y lo mismo:  tu Ser. Puro Amor. 

Solo el ego ve formas separadas, pero si deseas ser el Observador escucha sólo la Voz del Espíritu Santo que te conduce suavemente por el camino de la Unidad.
Cada cosa que ves son símbolos construidos por ti, a cada símbolo le pusiste un nombre, y al hacerlo le diste significado y por lo tanto ya era relevante para ti. Lo hiciste real. Así, separaste lo que nunca puede ser separado. Pero tú lo crees separado pues de esa manera confirmas que lo que construiste existe. Así ves las cosas, las personas, los objetos, sin recordar que lo real no tiene forma y está frente a ti.
Ves algo allí donde no hay nada y, asimismo, no ves nada donde hay unidad; ves un espacio entre todas las cosas, así como entre todas las cosas y tú. De esa manera, crees haber "creado" vida en la separación. Y debido a esta división crees ser una unidad que opera con una voluntad independiente.*
Observar es vaciar tu mente. Simplemente eres consciente de que todo es ilusión. Todas las cosas y seres son símbolos y sabes que todos y cada uno de esos símbolos tienen un mismo nombre, el nombre de la realidad suprema.
Lo que tiene nombre es la realidad suprema 
En la ilusión todos los seres y todas las cosas tienen un nombre distinto, están separadas las unas de las otras, y al estar separadas las creemos reales, pero en el mundo real todas las cosas y seres son uno y poseen el mismo nombre, Amor, el Amor de Dios. El mundo real es Unidad. Es Amor. Sabes que cada símbolo no tiene el nombre que le ha dado el mundo sino que cada uno de ellos tiene el mismo nombre. Su Nombre nos une en la unicidad que es nuestra herencia y nuestra paz
Tienes que usar los símbolos del mundo por un tiempo. Pero no seas engañado por ellos.
Ten en cuenta que no niegas este mundo de ilusiones pues haciéndolo estarías reforzando la creencia de que sí existe, simplemente no lo aceptas como tu realidad. Mantienes presente tu verdadera naturaleza, donde todo es uno y a cada paso que das en esa dirección tienes la confirmación de tu verdadero origen.
Así pues, lo que necesitas cada día son intervalos en los que las enseñanzas del mundo se convierten en una fase transitoria: una prisión desde la que puedes salir a la luz del sol y olvidarte de la obscuridad. Ahí entiendes la Palabra, el Nombre que Dios te ha dado; la única Identidad que comparten todas las cosas; el reconocimiento de lo que es verdad. Y luego vuelves a la obscuridad, no porque creas que es real, sino sólo para proclamar su irrealidad usando términos que aún tienen sentido en el mundo regido por la obscuridad.   
Usa todos los nombres y símbolos nimios que caracterizan el mundo de la obscuridad. Mas no los aceptes como tu realidad. El Espíritu Santo se vale de todos ellos, pero no se olvida de que la creación tiene un solo Nombre, un solo Significado y una sola Fuente que une a todas las cosas dentro de sí misma. Usa todos los nombres que el mundo da a esas cosas, pero sólo por conveniencia, mas no te olvides de que comparten el Nombre de Dios junto contigo. *
***
Tú eres la Voluntad de Dios. No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres. Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado. Mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes. Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos. Ellos forman parte de ti, tal como tú formas parte de Dios. Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no lo conocen. La paz de Dios radica en entender esto. Sólo hay una manera de escaparse del pensamiento del mundo, del mismo modo en que sólo hubo una manera de adentrarse en él: entendiendo totalmente al entender la totalidad. *











Texto de Un Curso de Milagros