Sin excluir a nadie



La obscuridad es falta de luz de la misma manera en que
el pecado es falta de amor.*

Lo único que necesitas hacer para morar aquí apaciblemente junto a Cristo, es compartir Su visión. Su visión se le concede inmediatamente y de todo corazón a todo aquel que esté dispuesto a ver a su hermano libre de pecado y tienes que estar dispuesto a no excluir a nadie, si quieres liberar​​te completamente de todos los efectos del pecado.
Mira a tu Redentor y contempla lo que Él quiere que tú veas en tu hermano, y no permitas que el pecado vuelva a cegar tus ojos. Pues el pecado te mantendría separado de él, pero tu Redentor quiere que veas a tu hermano como te ves a ti mismo.*
Libera a tu hermano aquí, tal como yo te liberé a ti. Hazle el mismo regalo, y contémplalo sin ninguna clase de condena. Considéralo tan inocente como yo te considero a ti, y pasa por alto los pecados que él cree ver en sí mismo.*

En ti anida el Amor, no el pecado.  
En tu hermano anida el Amor, no el pecado. 

Deposita tu fe en el Amor, no en el pecado.

Une tu conciencia a lo que ya está unido. La fe que depositas en tu hermano puede lograrlo, pues Aquel que ama el mundo lo está viendo por ti, sin ninguna mancha de pecado sobre él y envuelto en una inocencia tal que contemplarlo es contemplar la belleza del Cielo.*






Texto de Un Curso de Milagros