10-I. En Dios estás en tu hogar
UN CURSO DE MILAGROS
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 10
LOS ÍDOLOS DE LA ENFERMEDAD
1. No conoces tus creaciones simplemente porque mientras tu mente siga estando dividida decidirás contra ellas, y es imposible atacar lo que has creado. Pero recuerda que a Dios le resulta igualmente imposible. La ley de la creación consiste en que ames a tus creaciones como a ti mismo, por ser éstas parte de ti. Todo lo que fue creado se encuentra, por lo tanto, perfectamente a salvo porque las leyes de Dios lo protegen con Su Amor. Cualquier parte de tu mente que no sepa esto se ha desterrado a sí misma del conocimiento, al no haber satisfecho sus condiciones ¿Quién sino tú pudo haber hecho eso? Reconócelo gustosamente, pues en ese reconocimiento radica tu entendimiento de que tu destierro es algo ajeno a Dios, y, por lo tanto, no existe.
2. En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad. ¿Deseas realmente hacerlo? Reconoces por experiencia propia que lo que ves en sueños lo consideras real mientras duermes. Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido. Esto no te parece extraño, si bien todas las leyes de aquello a lo que despiertas fueron violadas mientras dormías. ¿No será que simplemente pasaste de un sueño a otro sin haber despertado realmente?
3. ¿Te molestarías en reconciliar lo que ocurrió en dos sueños conflictivos, o simplemente descartarías los dos si descubrieses que la realidad no coincide con ninguno de ellos? No recuerdas estar despierto. Cuando oyes al Espíritu Santo tal vez te sientes mejor porque entonces te parece que es posible amar, pero todavía no recuerdas que una vez fue así. Mas cuando lo recuerdes, sabrás que puede volver a ser así de nuevo. Lo que es posible no se ha logrado todavía. Sin embargo, lo que una vez fue, aún es, si es que es eterno. Cuando recuerdes, sabrás que lo que recuerdas es eterno, y, por lo tanto, que se encuentra aquí ahora.
4. Recordarás todo en el instante en que lo desees de todo corazón, pues si desear de todo corazón es crear, tu voluntad habrá dispuesto el fin de la separación, y simultáneamente le habrás devuelto tu mente a tu Creador y a tus creaciones. Al conocerlos, ya no tendrás deseos de dormir, sino sólo el deseo de despertar y regocijarte. Soñar será imposible porque sólo desearás la verdad, y al ser ésa por fin tu voluntad, dispondrás de ella.