Ve al Cristo no sólo en tu hermano sino en todo





En ti está el poder de decidir qué ver 
la Luz de Cristo o la ilusión de la separación. 

El Cristo en ti no habita en un cuerpo. Sin embargo, está en ti. De ello se deduce, por lo tanto, que no estás dentro de un cuerpo. Lo que se encuentra dentro de ti no puede estar afuera.*  Tu Ser, por tanto, está en todo lo que ves. No excluyas a nada ni a nadie de su Luz pues estarías excluyendo una parte de ti.


Intenta imaginar Su luz en todo lo que ves, Su Luz lo envuelve todo sin excepción.
Es sólo una suave manera de hacer que tu mente se acostumbre a ver su ser. El Cristo está siempre aquí puesto que tú eres parte de Él.

En los momentos de más conflicto con tu hermano confía en la Luz que él es y obsérvalo en esa Luz  y no en la ilusión de lo que creías que era.

Ver en tu hermano al Cristo te ayudará a sanar esa separación y a reconocer que nunca has estado solo y que Cristo y tú sois el mismo Ser
Al ver al Cristo en él, tu hermano sana porque contemplas en él lo que hace que tener fe en todos esté justificado eternamente. *
Alza la mirada y mira a tu hermano con inocencia

nacida del completo perdón de sus ilusiones

y a través de los ojos de la fe que no las ve. *
Se te concederá poder ver a tu hermano de esta manera. Pero no mientras quieras que sea de otra manera con respecto a ciertas cosas pues eso sólo significaría que no lo quieres ver curado e integro. El Cristo en él es perfecto. ¿Es esto lo que quieres contemplar? No dejes entonces que haya sueños acerca de él que tú prefieras ver en lugar del Cristo en él. Y verás al Cristo en él porque permitiste que Él viniera a ti. Y cuando Él se te haya aparecido, tendrás la certeza de que eres como Él, pues Él es lo inmutable en tu hermano y en ti. *









Texto de Un Curso de Milagros