La enfermedad y la curación

El cuerpo no sufre el castigo que le impones porque no tiene sensaciones. Se comporta tal como tú deseas que lo haga, pero nunca toma decisiones. ... Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el camino que se le haya indicado. Y si cambias de rumbo, camina con igual facilidad por esa otra dirección. ...es frágil e insignificante porque así lo deseas. ... No obstante, eres tú quien lo ha convertido en el símbolo de las limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve.*
Cuando crees que tu cuerpo está enfermo lo que en verdad está enferma es tu mente que piensa que tu cuerpo puede enfermar.

Lo has limitado y al limitarlo te has limitado a ti mismo. 

Lo ves como algo separado de ti:  crees que todo lo que hace y ha hecho, ha sido por decisión suya y no tuya. Detestas sus actos pero no los tuyos y al creerte separado de él también lo temes pues crees que si lo pierdes, pierdes también tu ser y al temerlo no puedes dejar de odiarlo por haberte hecho dependiente de él. 
La enfermedad no es sino la ira que se ha descargado contra el cuerpo para que sufra.*
Es la consecuencia natural de la separación. El cuerpo es un claro ejemplo de lo que le haces a tu hermano, pues tu cuerpo, así como el cuerpo de tu hermano, provienen de una misma mente. La ilusión en la que vives te hace creer que tu cuerpo es real, pero en verdad todo es una misma mente. En ella sois uno, junto a tu Padre. 

Si ves a tu cuerpo separado de ti, también ves el cuerpo de tu hermano separado de ti.

Si culpas a tu cuerpo de lo que te sucede, culpas también a tu hermano.

La enfermedad es negar que tú y tu hermano sois un mismo Ser.  La curación es aceptar que sois un mismo Ser por eso, si lo culpabas a él es porque te estabas culpando a ti mismo. En la curación sólo ves inocencia en tu hermano y en ti, sólo ves una única Luz, el Amor de Dios.

Si percibes en tu hermano enfermedad es porque crees en la enfermedad y crees que puedes enfermar o que estás enfermo. Si percibes a tu hermano sano es porque no crees en la enfermedad. C
"El cuerpo se libera porque la mente reconoce lo siguiente: "Nadie me está haciendo esto a mi, sino que soy yo quien me lo estoy haciendo a mi mismo"". *
Dejar de culpar a otro y reconocer que estabas enfermo porque así lo habías decidido requiere que te des cuenta también que nada de lo que creías cierto lo es, tus errores te llevaron a enfermar. Simplemente estabas equivocado. Sólo existe la Unidad de Dios, por lo tanto, si no eres un cuerpo, si nada de lo que ves con los ojos es real, todo lo que creíste verdadero no era más que una ilusión y por lo tanto te culpabas o culpabas a alguien por algo que NO habia hecho, y eso te había llevado a sentirte mal y enfermar. Pero si nada de lo que creías real lo es, tampoco estar enfermo es real. Ése es el camino del perdón, donde aprendes a ver que la ilusión sólo es ilusión y nada más. Ésto es perdonar, reconocer que lo falso es falso, que frente a ti sólo hay Amor, sólo hay Luz, que es lo mismo que eres tú. Somos un único Espíritu, somos parte de Dios. Tu hermano es tan inocente como lo eres tú.
El que perdona se cura. Y en su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente y de que no guarda traza alguna de condenación que todavía pudiese utilizar contra sí mismo o contra cualquier cosa viviente.*
Un cuerpo enfermo simplemente es una mente que aún no ha sanado. Que no se ha dado cuenta que todo lo que ve con los ojos del cuerpo es una ilusión. Nada de lo que parece real lo es. Cuando aprendes a pensar en que TODO lo que hay es Amor, es Luz, tu mente sana y al sanar tu mente la enfermedad desaparece de tu cuerpo. Pensar de esta manera te llevará a ver de otra manera.
Tu curación demuestra que tu mente ha sanado y que ha perdonado lo que tu hermano no hizo. Y así, él se convence de que jamás perdió su inocencia y sana junto contigo.*
En eso radica el milagro, en demostrar a tu hermano que es inocente y que jamás te hirió.
No tengas miedo, hijo mío, sino deja más bien que los milagros iluminen dulcemente tu mundo. Y allí donde la diminuta brecha parecía interponerse entre tú y tu hermano, únete a él. Y de este modo, será evidente que la enfermedad no tiene causa. El sueño de curación reside en el perdón, que dulcemente te muestra que nunca pecaste.*
Recuerda que sólo una mente que cree en la separación puede ver la enfermedad, pues ésta es consecuencia de aquella. Si aceptas que no hay diferencias entre tú y tu hermano sólo puedes ver curación.
Ésta es la ley que el milagro obedece: la curación no ve diferencias en absoluto. No procede de la compasión, sino del amor. Y el amor quiere probar que todo sufrimiento no es sino una vana imaginación, un absurdo deseo sin consecuencia alguna. Tu salud es uno de los resultados de tu deseo de no ver a tu hermano con las manos manchadas de sangre, ni de ver culpabilidad en su corazón apesadumbrado por la prueba del pecado. Y lo que deseas se te concede para que lo puedas ver.*.
Si tu hermano te dice que está enfermo elige no jugar su juego y libéralo.
Libéralo, proclamando sencillamente tu hermandad con él y no con sueños de miedo. Ayúdale a que reconozca quién es.*
Recuérdale su grandeza, que es también la tuya, recuérdale que no hay separación entre él y tú, recuérdale que sois partes de un mismo Ser.

No le des a tu hermano pequeñez pues en la pequeñez concibió un sueño irreal. No compartas con él sus sueños ilusorios contra sí mismo, ni su deseo de estar separado, pues sólo estás reforzando sus ilusiones.
No permitas que tu hermano esté enfermo, pues si lo está, ello quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño al compartirlo con él. Él no ha visto dónde reside la causa de su enfermedad, y tú has ignorado la brecha que os separa, que es donde la enfermedad se ha incubado.* 
Ninguna mente puede estar enferma a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas. Por lo tanto, su decisión conjunta es estar enfermas. 
Si te niegas a dar tu conformidad y aceptas el papel que juegas en hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpabilidad, ya que no has colaborado en dejar que se perciba a sí misma como separada y aparte de ti. De este modo, ninguna de las dos percibe el cuerpo como enfermo desde diferentes puntos de vista. 
Unirte a la mente de un hermano bloquea la causa de la enfermedad y sus percibidos efectos.
La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan. (*).
Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque sus ilusiones contra sí mismo. Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. De este modo, no tienen ningún efecto. Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos.  *
Para despertar nuestro poder interior, es imprescindible reconocer que formamos parte de un Todo y que éste nos proporciona las soluciones a nuestros males. Debemos rechazar la idea de que estamos solos, a la merced de todo lo malo que nos rodea, empezando por la enfermedad. Sin este cambio de pensamiento, acceder al estado de curación es totalmente imposible.

Tu mano se convierte en la que otorga el toque de Cristo; tu cambio de mentalidad se convierte en la prueba de que quien acepta los dones de Dios jamás puede sufrir por nada.
No hallarás paz hasta que hayas extraído los clavos de las manos del Hijo de Dios y hayas sacado la última espina de su frente.  *







Texto de Un Curso de Milagros