La verdad


La verdad corregirá todos los errores de mi mente.

 ¿Puedes imaginarte lo que sería un estado mental en el que no hubiese ilusiones? ¿Qué sensación te produciría? Trata de recordar algún momento —quizá un minuto, o incluso menos— en el que nada vino a perturbar tu paz; en el que te sentiste seguro de ser amado y de estar a salvo. Trata entonces de imaginarte cómo sería si ese momento se pudiera extender hasta el final del tiempo y hasta la eternidad. Luego deja que la sensación de quietud que sentiste se multiplique cien veces, y luego cien veces más.
Entonces tendrás un atisbo, que no es más que un leve indicio del estado en el que tu mente descansará una vez que haya llegado la verdad. 
¿Qué otra cosa puede corregir las ilusiones sino la verdad?

Desaparecen porque, sin la creencia que los sustenta, no tienen vida.

Sin ilusiones no puede haber miedo, dudas o ataque. 

Cuando la verdad llegue todo dolor cesará, pues no habrá cabida en tu mente para pensamientos transitorios e ideas muertas. La verdad la ocupará por completo y te liberará de todas tus creencias en lo efímero. No habrá cabida para éstas porque la verdad habrá llegado y ahora dichas creencias no estarán en ninguna parte. No se pueden encontrar, pues ahora la verdad lo ocupa todo eternamente.
Cuando la verdad llega trae en sus alas el don de la perfecta constancia, así como un amor que no se arredra ante el dolor, sino que mira, con seguridad y firmeza, más allá de él.  *










Texto de Un Curso de Milagros