Liberarse de todo sufrimiento

Basta con que aprendas esta lección para que te liberes de todo sufrimiento, no importa la forma en que éste se manifieste. *


Decimos a menudo que alguien no es consciente de algo porque sencillamente no se ha percatado de ese algo pero cuando se le llama la atención sobre ello ya no puede dejar de ser consciente de ello, es como si una bombilla se hubiera encendido en su mente. De él depende seguir manteniéndola encendida o de ignorarla totalmente.

Esta entrada es una llamada que nos hacemos y que compartimos a todo aquel que, como nosotros, no es verdaderamente consciente de que podemos liberarnos de todo sufrimiento. Sólo se nos pide mantenernos conscientes de ello.
Una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece. Niégate a aceptar el sufrimiento, y eliminarás el pensamiento de sufrimiento.*
Sufrimos porque nuestra mente percibe erróneamente y al percibir erróneamente inventamos un mundo que tememos, y lo tememos porque pensamos que nos puede herir de alguna manera. Más lo tememos y más sufrimos.
El conflicto fundamental en este mundo es entre la creación y la creación falsa. Todo miedo está implícito en la segunda, y todo amor en la primera. El conflicto es, por lo tanto, entre el amor y el miedo.*
¿Qué es percibir erróneamente? Simplemente es percibir selectivamente -percibir emitiendo juicios. 

Así, creemos ser un individuo, un cuerpo, que opera con una voluntad independiente y lo que pensamos y creemos es un reflejo de lo que vemosDe esta manera damos nombre a las cosas y a los seres, otorgándoles realidad, en base a una visión incompleta del mundo. Esa percepción falsa de nuestra mente hace que juzguemos a nuestros hermanos y cada vez que lo hacemos negamos la unidad y reforzamos nuestra creencia en la separación.  

Inventamos un mundo en el que creemos que nuestra mente vive atrapada en un cuerpo: 'la fuente de todo pecado'. Al creer a la mente prisionera creemos también que es el cuerpo el culpable de lo que él mismo hace. Pensamos que estamos a merced de lo que éste recibe y da, sea esto odio, maldad, enfermedad, ataque, dolor, vejez, angustia y sufrimiento. Y es por este motivo que nos mantenemos separados de los demás cuerpos. Hay una parte de lo que percibimos que no podemos aceptar y al no aceptarlo lo tememos porque creemos que no lo podemos controlar. Y es en esta falsa creación donde vivimos a merced de nuestros miedos y donde ordenamos al mundo que sea como nosotros mismos.

En cambio la verdadera creación implica la totalidad. La mente es uno con el Todo. Donde el amor es la 'pared' que nos une,  todo se incluye nada se separa. Donde hay unidad no existe el miedo solo un solo Ser que es todo amor y que no puede sufrir daño alguno. Esto es lo que la mente recta ve. Más creemos en el amor y más sentimos la unión con el Todo y más sentimos nuestras mentes unidas. Éste es el camino de la percepción sana.
Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. Sólo tus percepciones falsas se interponen en tu camino. Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. Pues una percepción sana induce a una elección sana. No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente. *
Nuestra meta es corregir el error de creer en esa creación falsa empezando a creer en la verdadera creación. ¿Cómo? Ante todo dejando todo juicio en manos del Espíritu Santo (o de Jesús o del Creador, como se prefiera) y queriendo realmente cambiar nuestras propias creencias: Todo lo que existe es Luz,  porque todo lo que hay es amor y, aunque aún no lo podamos percibir así, creemos en que eso es así por lo que dejamos de emitir juicios acerca de lo que vemos -eso lo dejamos en Sus manos-, simplemente observamos, nada es ni bueno ni malo, ni bonito ni feo, ni peligroso ni sano etc. Todo es uno y lo mismo, por lo que nada nos puede dañar y no podemos dañar a nadie. Poco a poco adquiriremos la confianza para mantener esa nueva mentalidad.

¿Y cómo se domina el miedo? A través del amor.
La presencia del miedo es señal inequívoca de que estás confiando en tu propia fortaleza. La conciencia de que no hay nada que temer indica que en algún lugar de tu mente, aunque no necesariamente en un lugar que puedas reconocer, has recordado a Dios y has dejado que Su fortaleza ocupe el lugar de tu debilidad. En el instante en que estés dispuesto a hacer eso, ciertamente no habrá nada que temer. *
Es anteponer Su Voluntad a la nuestra porque aunque percibamos las cosas como peligrosas sabemos que en verdad no lo son, y como no lo son no pueden dañarnos y confiamos en Aquel que está a nuestro lado. El amor es una fuerza muy poderosa, aunque es cierto que mientras estamos en el proceso de sentir ese amor no dejamos de tener miedo porque creemos en el poder de algo que no existe y que nos puede dañar, pero no olvidemos que:
La nada y el todo no pueden coexistir. Creer en uno es negar el otro. El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo*
Lo queramos o no, damos valor a nuestras creencias porque damos valor a nuestro ego.  El ego busca siempre protegerse y así vive literalmente a base de comparaciones porque no entiende lo que es la igualdad. Así interpretamos -evaluamos- todo lo que vemos y hacemos que sea cierto para nosotros, por eso hay ilusiones que para algunos son placenteras y para otros, las mismas ilusiones, son dolorosas. Toda evaluación es un juicio que hacemos y todo juicio es un rechazo a algo. Nada se mantiene firme e igual, pues en el error no puede haber perfección, no puede haber igualdad. 
En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no. Pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal. Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca. *
Por eso dejamos todo en Sus manos y nos limitamos a observar, amorosamente,  pues todo lo que observamos es puro amor, pura inocencia. Dejamos de lado al ego y escuchamos solo la amorosa guía del Espíritu Santo.
El ego surgió como resultado de la separación, y la continuidad de su existencia depende de que tú sigas creyendo en la separación. El ego tiene que ofrecerte algún tipo de recompensa para que sigas abrigando esta creencia. Lo único que puede ofrecerte es una sensación de existencia temporal que se origina con su propio comienzo y termina con su propio final. Te dice que esa vida es tu existencia porque es la suya propia. Frente a esta sensación de existencia temporal, el espíritu te ofrece el conocimiento de la permanencia y de la inmutabilidad del estado de ser. Nadie que haya experimentado la revelación de esto puede volver a creer completamente en el ego otra vez. ¿Cómo iba a poder imperar su miserable oferta por encima del glorioso regalo que Dios te hace? *
Un primer paso por lo tanto  es decidir qué queremos ser: o bien seres separados o bien un solo Ser. ¿Qué cambia eso? Si queremos seguir creyendo que somos seres separados nuestra vida continuará así como la conocemos, a veces alegremente, a veces con dolor, a veces con ira, sometidos a los vaivenes de nuestros miedos e ilusiones. Nadie que crea verdaderamente que es uno con el Todo podría pensar ni imaginar por un momento sentirse atacado o atacar. Si queremos creer que somos un solo Ser empezamos a creer en una realidad que lo engloba todo, donde hay paz y amor, donde la dicha es una constante. 
Sólo las creaciones de luz son reales.
Es ver que todo está cubierto por esa luz, y que aunque, en un principio, no la veamos sabemos desde lo más profundo de nuestro ser que no hay nada que no la posea. Es ver todas las cosas y todos los seres como parte de uno mismo. Es reconocer el amor en todo. Es aprender a tener presente ese sentido de unidad en nuestro día a día. Es hacer que la mente aprenda a verse como verdaderamente es. Es empezar a ver con los ojos del espíritu, donde no hay juicios. Un lugar donde se reconoce una simple verdad: la propia inocencia y por tanto la inocencia de todos los seres y de todas las cosas. Eso nos ayudará a que sea más claro nuestro siguiente paso.
Un carcelero no obedece órdenes, sino que es el que le da órdenes al prisionero.  Mas es el cuerpo el que es el prisionero, no la mente. El cuerpo no tiene pensamientos. No tiene la capacidad de aprender, perdonar o esclavizar. No da órdenes que la mente tenga que acatar, ni fija condiciones que ésta tenga que obedecer. El cuerpo sólo mantiene en prisión a la mente que está dispuesta a morar en él. Se enferma siguiendo las órdenes de la mente que quiere ser su prisionera. Y envejece y muere porque dicha mente está enferma. El aprendizaje es lo único que puede producir cambios. El cuerpo, por lo tanto, al que le es imposible aprender, jamás podría cambiar a menos que la mente prefiriese que él cambiase de apariencia para amoldarse al propósito que ella le confirió. Pues la mente puede aprender, y es en ella donde se efectúa todo cambio. *
Lo que el ego no quiere es que sepamos que vivimos en una ilusión y que el cuerpo es el personaje central de esta ilusión. Y es cierto, sin el cuerpo nos sería imposible creer en esta ilusión. Nos es claro que los ojos del cuerpo ven cuerpos pues eso eso lo que pensamos que somos, de lo que se trata es de acostumbrar a nuestra mente a pensar que todo lo que vemos en realidad es espíritu. Es ver más allá, aunque sólo sea con los ojos del espíritu. Es hacer algo totalmente distinto a lo aprendido. Dejar de dar valor a nuestras ilusiones es el camino que nos puede llevar a salir de este sueño. Por lo que: ¡Ríete de esas ilusiones que crees te hacen sufrir, pues no son verdad!

Podemos vivir en un mundo de ilusiones pero sin sufrir, dejando de creer en ellas. Vemos aquello que creemos.

Pero lo cierto es que no existe un otro. Todo lo que hacemos nos lo hacemos a nosotros mismos tanto si creemos en esta Unidad como si no.  Aquí llegamos al segundo y muy importante paso para salir de todo sufrimiento: entender que al no existir un otro, somos la causa de todo aquello que nos sucede en el mundo. ¡Somos nosotros quienes decidimos a cada momento qué vivir!  
El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. *
Una parte de Dios que puede atacarse a sí misma; un hermano separado al que se considera un enemigo y una mente dentro de un cuerpo son todos diferentes aspectos de un circulo vicioso, cuyo final empieza en su comienzo y concluye en su causa. *
Si antes creíamos que era nuestro cuerpo quien tenía atrapada a nuestra mente ahora comprendemos que es nuestra mente errada la que tiene atrapada a nuestro cuerpo. El cuerpo sigue las órdenes de la mente y si la mente percibe erróneamente ¡puede aprender a ver de forma correcta! Es en la mente donde se efectúa todo cambio.

Llegados a este punto a la mente no le queda más que perdonar toda ilusión, pues al perdonar reconoce que eso que creía real no lo es. Esta es la manera en la que la mente errónea se encamina a ver correctamente: perdonando toda separación que antes había creído real, comprendiendo que nunca ha estado separada y nunca ha hecho nada de lo que creía haber hecho para dañar a otros o a sí misma. Todo formaba parte de su mismo error de percepción.
El perdón es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones.
Para comprender mejor cómo perdonar utilizaremos un ejemplo:

Cuando crees que alguien te hace daño,  o cuando crees que tu cuerpo 'te está atacando' (por medio de la enfermedad) no estás perdonando el hecho en sí, es decir, el ataque y el daño que crees haber sufrido, sino que perdonas el haber creído en la ilusión de que hay un otro que te hace daño. 

Perdonas porque oyes Su Voz que amorosamente te recuerda y te pide que sólo contemples la impecabilidad de tu hermano. Tal como ves a tu hermano así te ves también tú y no puedes dejar de ser totalmente impecable pues tu mente es parte de la de Dios. Contemplando la impecabilidad de tu hermano verás toda ilusión como verdaderamente es: un obstáculo totalmente irreal que se interpone entre tu hermano y tú.  Perdonas esa ilusión porque tu mente errada la 'construyó' pensando que su realidad era otra, pero ahora sabes que eso no es así y no puedes dejar de perdonar toda ilusión porque ahora sabes Quién es tu hermano y Quién eres tú. Comprendes entonces que tu voluntad es Su Voluntad, porque Lo has escuchado. Su Voz nos guía a cada paso que damos recordándonos nuestra impecabilidad, haciendo Su Voluntad simplemente despertaremos.

Así Su Voz te recuerda suavemente, cuando crees ver a alguien enfermo, o que alguien hace daño a otros, perdonar esa ilusión, y no reafirmas ese error, pues entiendes que tu hermano y tú son uno, una sola mente, una sola Luz y que lo que ves es solo su Luz que es también la tuya. 

Perdonas esa parte errada tuya que se siente separada y que se culpa de ello cuando no lo está y nunca lo ha estado. Somos una parte de Dios y estamos unidos a Él y todo lo que nos rodea lo está también. 
Dios Mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su Luz porque Su Luz es lo que tu mente es. *
Si escuchas Su Voz y recuerdas que todo es parte de ti y nada está separado de ti obtendrás paz. Si en vez de apoyar cualquier situación que te muestre separación compartes ese sentido de unidad en todo lo que hagas y veas estarás dando y recibiendo paz. Si aprendes a verlo de esta manera aprenderás también a perdonar cada momento en que se perturbe tu paz. Cuando se perturba tu paz eres tú quien la esta perturbando y sabiendo que eres tú, la causa, puedes cambiar el efecto. Que sea el perdón tu respuesta a cada 'ataque', perdona esas ilusiones y cree sólo en la inocencia de todos. No permitas que el mundo te tenga 'atrapado', no te creas culpable de haberle hecho algo pues esa culpa que sientes la proyectas en el mundo. Todo es fruto de tu proyección. Ese cuerpo ilusorio comete actos depravados porque así lo quisiste pero, como es fruto de tu ilusión, puedes cambiar su propósito y destino. Es momento de perdonar y dejar que el Espíritu Santo obre el resto.
El Espíritu Santo es el mecanismo de los milagros. Él reconoce las creaciones de Dios así como tus ilusiones. Separa lo verdadero de lo falso mediante Su capacidad para percibir totalmente en vez de selectivamente. El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identifica como falso o irreal.*
Vivir en un estado mental milagroso es cambiar nuestra conciencia, es percibir el amor en todos los seres y todas las cosas, es dejarnos guiar por la Visión de nuestro verdadero Ser, es aprender a ver con el corazón, los ojos del espíritu, allanando así nuestro camino hacia la Paz.
Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo santo. No te olvides de eso. El Amor de Dios, por un breve período de tiempo, todavía tiene que expresarse de un cuerpo a otro, ya que la visión es aún muy tenue. El mejor uso que puedes hacer del cuerpo es utilizarlo para que te ayude a ampliar tu percepción, de forma que puedas alcanzar la verdadera visión de la que el ojo físico es incapaz. Aprender a hacer esto es la única utilidad real del cuerpo. *
Con este propósito en mente el sufrimiento desaparece porque entiendes que la separación no puede ser real y que el sufrimiento no es parte de ti, todo lo que te parecía dolor y miedo lo habías creado tú porque percibías erróneamente tu mundo, el mundo real solo te da amor pues eso es lo que eres, y todo lo que te rodea es el amor de Dios, percibe esto y serás feliz. Perdona toda ilusión y la paz será lo que obtendrás.
"Yo mismo fabriqué esto, y es esto lo que quiero deshacer"
¡Qué diferente te parecerá el mundo cuando reconozcas esto! Cuando le perdones al mundo tu culpabilidad, te liberarás de ella. Su inocencia no exige que tú seas culpable, ni tu inocencia se basa en sus pecados. Esto es obvio, y es un secreto que no le has ocultado a nadie salvo a ti mismo. Y es esto lo que te ha mantenido separado del mundo y lo que ha mantenido a tu hermano separado de ti. Ahora sólo necesitas reconocer que los dos sois o inocentes o culpables. Lo que es imposible es que seáis diferentes el uno del otro. *
***
Te identificarás con lo que pienses que te ha de dar seguridad. Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú eres. Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras. El amor es tu seguridad. El miedo no existe. Identifícate con el amor, y estarás a salvo. Identifícate con el amor, y estarás en tu morada. Identifícate con el amor, y hallarás tu Ser. *
***
  ¿Cómo es posible que tú que eres tan santo puedas sufrir? Todo tu pasado, excepto su belleza, ha desaparecido, y no queda ni rastro de él, salvo una bendición. He salvaguardado todas tus bondades y cada pensamiento amoroso que jamás hayas abrigado. Los he purificado de los errores que ocultaban su luz, y los he conservado para ti en su perfecta luminiscencia. Se encuentran más allá de la destrucción y de la culpabilidad. Procedieron del Espíritu Santo en ti, y sabemos que lo que Dios crea es eterno. Puedes ciertamente partir en paz porque te he amado como me amé a mí mismo. Mi bendición va contigo para que la extiendas. Consérvala y compártela, para que sea siempre nuestra. Pongo la paz de Dios en tus manos y en tu corazón para que la conserves y la compartas. *

 






Texto de Un Curso de Milagros