¿Realmente quieres renunciar al sueño?



¿Realmente quieres despertar?

Esta pregunta vino a nosotros una mañana, en la cual mirábamos nuestro jardín complacidos de lo que veíamos. La Voz que nos guía y que habla por Él nos preguntaba suavemente si comprendíamos qué es vivir en un sueño.

Apreciar unas cosas y no otras es vivir en el sueño, es ver esas piezas del puzzle y negar el puzzle completo. No porque unas piezas del puzzle tengan flores y parezcan más bellas son más bellas que el resto del puzzle. Creer en la belleza de una parte del puzzle y no de todo el puzzle solo nos mantiene atrapados en el sueño. Es creer en las formas. Es creer en la separación. 

¿Sabemos qué es lo que estamos viendo realmente?

¿Queremos ver 'más allá de las piezas de un puzzle'? 

Hubo un tiempo en el que nos encantaba montar puzzles, disfrutábamos llegar a la última pieza y poder ver la imagen completa del puzzle. Cuando llegaba ese momento nos sucedía algo que nos 'atrapaba': dejábamos de ver las piezas separadas de la imagen final, ya sólo veíamos un cuadro completo y las piezas y sus límites dejaban de existir para nosotros. De la misma manera todas las cosas y todos los seres parecen ser partes de un mismo puzzle, y si nos concentramos en ver esas cosas y esos seres por lo que creemos que son -formas separadas- estamos negando la imagen final. Vemos separadamente sin percatarnos de que todo es un mismo Ser y el símbolo de esta separación es el ego. Existe el ego porque creemos en él y, al creer en él nos identificamos con él separándonos.
Las ilusiones son ilusiones, y son falsas. Tus preferencias no les otorgan realidad. Ninguna de ellas es verdad desde ningún punto de vista, y todas cederán con igual facilidad ante la respuesta que Dios dio para todas ellas. ... Nada puede hacer que lo que no tiene sentido lo tenga.Y la verdad no necesita defensas para ser la verdad. Las ilusiones no tienen ni testigos ni efectos. El que las contempla no hace sino engañarse a sí mismo.*
Amar más unas cosas y unos seres y menos o nada a otros es hacer real este sueño. Es dividir entre mejores y peores, entre buenos y malos etc. Es así como vive el mundo. No querer desprendernos de lo que tenemos es un ejemplo de nuestra renuencia a despertar, a creer que lo que tenemos es más importante que todo lo demás. Es dejar que sea el ego quien decida por nosotros. Así, afirmamos que lo que tenemos y apreciamos es nuestro. Que nos lo hemos ganado. Que nos lo merecemos por todo lo que nos ha costado conseguir. Y el ego nos susurra que hay cosas y seres más especiales que otros y que son especiales porque los hemos 'obtenido' de una cierta manera y nadie más los podría haber 'obtenido' de esa manera. El temor a desprendernos de lo que consideramos nuestro, es fruto de nuestro temor a sufrir y a creer que eso que tenemos es valioso y el ego confirma nuestros temores afirmando que eso mismo es lo que nos sucederá si perdemos lo que tenemos.

Pero no es verdad. Todo lo que tenemos que hacer es dejar de escucharlo y empezar a escuchar a la Voz que habla por Dios que distinguiremos por su Paz y su Amor.
Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. Todo ello te parece muy real. No puedes deshacerlo sin cambiar de mentalidad al respecto. Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mi, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios.*
Todas las cosas y todos los seres son un mismo Espíritu, es la imagen final, la que se ve cuando dejamos totalmente de lado al ego y escuchamos únicamente Su Voz. No podemos 'apropiarnos' de una parte del puzzle porque no podemos dividir al Espíritu y decidir que esa parte del Espíritu es más valiosa que cualquier otra parte. Eso es lo que hacemos cada vez que separamos y no nos damos cuenta de que eso es imposible.

No temer desprendernos de algo o de alguien es comprender que nada de lo que creemos poseer es real, son símbolos del ego, que nos recuerda que lo que vemos son cosas y seres separados pero todas las cosas y todos los seres son en verdad un mismo Ser. Hemos creído que en la separación estaba la realidad pero ahora decidimos escuchar la Voz que habla por Dios y creemos en la unidad. Percibíamos formas pero ahora sabemos que estas formas son un mismo Espíritu y que nosotros también formamos parte de este único Espíritu, por lo tanto no podemos perder nada sino todo lo contrario, es dando como recibimos. Desprendernos de algo o de alguien es confiar en ese Espíritu Infinito. Es dejarnos guiar por Su Voz amorosa y no por la voz del ego que solo nos ofrece temor.  Se nos dará todo lo que precisemos cuando lo precisemos porque, tras esa ilusión, nada nos falta.

Entonces ¿queremos renunciar al sueño de separación?

El sueño de separación sólo puede ofrecernos dolor y miedo. Fortalecer en nosotros la idea de unidad es lo que nos dará paz, felicidad y mucho amor. La idea de unidad incluye a todos los seres y a todas las cosas, es amarlo todo por igual. La respuesta es clara para nosotros.

Despertar del sueño es redescubrir nuestro verdadero jardín.

¿Para qué contentarnos con una ilusión cuando podemos tener toda la belleza que Dios nos ha dado y que nos espera tras el sueño?
Sólo Dios pudo erigir un hogar digno de Sus creaciones, las cuales han elegido dejarlo vacío, desahuciándose así a sí mismas. No obstante, Su hogar seguirá en pie eternamente, listo para cuando decidas entrar a ocuparlo. De esto puedes estar completamente seguro. Dios es tan incapaz de crear lo perecedero como el ego de fabricar lo eterno.*








Texto de Un Curso de Milagros