Sanar

Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación. Elige de nuevo lo que quieres que él sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es. *
Lo que ves en tu hermano es lo que ves en ti. ¿Lo ves enfermo? Entonces crees que tú mismo puedes enfermar. ¿Lo ves sano? Entonces sabes que también lo estás tú.

Su fortaleza es tu fortaleza simplemente porque él es parte de ti. Nunca ha estado separado de ti.

Sanar no es buscar algo externo a ti para que te cure, o cure a otros, sanar es redescubrirte, es comprender que, si no eres un cuerpo y si el cuerpo es una ilusión de la mente errada, lo que tienes que sanar es esa mente errada que cree ser lo que no es.

La mente puede curar al cuerpo, pero esa mente debe haber corregido su error.
El cuerpo no puede curarse porque no puede causarse enfermedades a sí mismo. No tiene necesidad de que se le cure. El que goce de buena salud o esté enfermo depende enteramente de la forma en que la mente lo percibe y del propósito para el que quiera usarlo. Es obvio que un segmento de la mente puede verse a sí mismo separado del Propósito Universal. Cuando esto ocurre, el cuerpo se convierte en su arma, que usa contra ese Propósito para demostrar el "hecho" de que la separación ha tenido lugar. De este modo, el cuerpo se convierte en el instrumento de lo ilusorio, actuando en conformidad con ello: viendo lo que no está ahí, oyendo lo que la verdad nunca dijo y comportándose de forma demente, al estar aprisionado por la demencia. * 
La mente, pues, es la que tiene necesidad de curación. Y en ella es donde se encuentra. * 
Llevar las ilusiones ante la verdad hace que éstas desaparezcan y que la mente sane. Tu cuerpo no es más que una ilusión y no estás, ni nunca has estado, separado ni de tus hermanos ni de tu Creador. El creer en la separación fue lo que te llevó a creer en esta ilusion.
La idea de la separación dio lugar al cuerpo y permanece conectada a él, haciendo que éste enferme debido a la identificación de la mente con él. * 
La mente, al creer que es un cuerpo, cree también que puede enfermar, porque se cree separada y por lo tanto débil. Pero la mente puede sanar viendo toda ilusión como lo que es: un error de percepción.  Enfermar es afirmar que lo que dice el ego es cierto: que eres un cuerpo y que necesitas protección. Enfermar es negar Quién Eres.

Enfermarse es atacarse a sí mismo, y todo el que se ataca es porque odia el error que cree ser. Todo el que se ataca ha perdido la conciencia de Quién es y de Quién forma parte. No tiene presente ni su Divinidad ni la de su hermano. Cuando corriges ese error de percepción sanas.
La enfermedad es idolatría porque es la creencia de que se te puede desposeer de tu poder. Esto, no obstante, es imposible porque formas parte de Dios, que es todo poder. Un Dios enfermo no puede por menos que ser un ídolo, hecho a imagen y semejanza de lo que su hacedor cree ser. Y esto es exactamente lo que el ego percibe en un Hijo de Dios: un Dios enfermo, auto-creado, auto-suficiente, sumamente perverso y extremadamente vulnerable. ¿Es éste el ídolo que quieres adorar? ¿Es ésta la imagen para salvar la cual te mantienes alerta? ¿Tienes realmente miedo de perder esto? ... En el Reino no hay idólatras, sino un gran amor por todo lo que Dios creó, debido al sereno conocimiento de que cada ser forma parte de Él. ... Cuando no te consideras valioso enfermas, pero la valía que te adjudico puede curarte porque la valía del Hijo de Dios es una y la misma. Cuando dije: "Mi paz os doy", eso es exactamente lo que quise decir. La paz te llega de parte de Dios a través de mí. Es para ti aunque tú no la pidas. *
Tener fe es sanar. * 
Es comprender que tu hermano y tú son uno. Es reconocer que Dios reside en ti y en tu hermano.
Cuando un hermano está enfermo es porque no está pidiendo paz, y, por lo tanto, no sabe que ya dispone de ella. Aceptar la paz es negar lo ilusorio, y la enfermedad es una ilusión. Todo Hijo de Dios, no obstante, tiene el poder de negar lo ilusorio en cualquier parte del Reino simplemente negándolo completamente en si mismo. Yo puedo curarte porque te conozco. Conozco tu valía por ti, y esta valía es lo que te hace íntegro. ... Te curaré simplemente porque sólo tengo un mensaje, y ese mensaje es verdad. Tu fe en él te hará íntegro cuando tengas fe en mí. *
- El propósito de un cuerpo enfermo es fomentar la culpabilidad en los demás y en uno mismo. Una imagen enfermiza es el símbolo de lo que representa el cuerpo: debilidad y muerte. Y eso es lo que da.
La enfermedad no es sino una "leve" forma de muerte; una forma de venganza que todavía no es total.  *
- El propósito de un cuerpo sano es fomentar la Verdad. Proclama la Verdad y lo que ella representa: la vida eterna.  Dar una imagen sana es dar a tu hermano la confirmación de que él también está sano y de que la salud es el camino correcto. Al dar esa imagen refuerzas en ti mismo la idea de que tú también estás sano.

Por lo tanto es importante plantearse ¿qué imagen le estoy dando a mi hermano? Pues lo que das es lo que tú mismo recibes. Si ofreces salud eso es lo que tú mismo obtendrás. 
La imagen que de ti le ofreces [a tu hermano], te la muestras a ti mismo y le impartes toda tu fe. *
Si uno se considera enfermo puede cambiar su propósito por el de estar sano. Alguien que se considera enfermo recurre mucho a su pasado, pero el pasado solo es un impedimento para alcanzar el nuevo propósito pues recordar el pasado es mantener vivo el viejo propósito de fomentar la culpabilidad. Si uno se considera sano deja atrás lo que creyó ser y entrega toda su fe en su hermano y en sí mismo. Ahora sabe y comprende que su hermano y él son totalmente inocentes. Ahora su propósito es fomentar su verdadera imagen: la de alguien que sabe que es uno con el Creador y de que por lo tanto nada lo puede dañar. Ahora ya no utiliza su imagen para atacar sino para ofrecer amor. Así, al haber comprendido su error ahora puede mostrar su nueva imagen a cada hermano para que él también recuerde la suya, y ofreciéndole la verdad obtendrá la verdad para sí mismo pues es dando como se recibe.
Esta nueva imagen de ti da testimonio de la eterna verdad de que nada te puede herir, y apunta más allá de sí misma hacia tu inocencia y la de tu hermano. Muéstrale esto, y él se dará cuenta de que toda herida ha sanado y de que todas las lágrimas han sido enjugadas felizmente y con amor. Y tu hermano contemplará su propio perdón allí, y con ojos que han sanado mirará más allá de la imagen hacia la inocencia que ve en ti. *
La fe es lo opuesto al miedo, y forma parte del amor tal como el miedo forma parte del ataque. La fe es el reconocimiento de la unión. Es el benévolo reconocimiento de que cada hermano es un Hijo de tu amorosísimo Padre, amado por Él como lo eres tú, y, por lo tanto, amado por ti como si fueses tú mismo. Su Amor es lo que te une a tu hermano, y debido a Su Amor no desearías mantener a nadie excluido del tuyo. *


 












Texto de Un Curso de Milagros