Más allá del cuerpo


Todo el mundo ha experimentado lo que podría describirse como una sensación de ser transportado más allá de sí mismo. Esta sensación de liberación va mucho más allá del sueño de libertad que a veces se espera encontrar en las relaciones especiales. Es una sensación de habernos escapado realmente de toda limitación. 
Si examinases lo que esa sensación de ser "transportado" realmente supone, te darías cuenta de que es una súbita pérdida de la conciencia corporal, y una experiencia de unión con otra cosa en la que tu mente se expande para abarcarla. Esa otra cosa pasa a formar parte de ti al tú unirte a ella. Y tanto tú como ella os completáis, y ninguno se percibe entonces como separado. 
Lo que realmente sucede es que has renunciado a la ilusión de una conciencia limitada y has dejado de tenerle miedo a la unión. El amor que instantáneamente reemplaza a ese miedo se extiende hasta lo que te ha liberado y se une a ello. Y mientras esto dura no tienes ninguna duda acerca de tu Identidad ni deseas limitarla. Te has escapado del miedo y has alcanzado la paz, no cuestionando la realidad, sino simplemente aceptándola. Has aceptado esto en lugar del cuerpo, y te has permitido a ti mismo ser uno con algo que se encuentra más allá de éste, al simplemente no permitir que tu mente esté limitada por él.
Esto puede ocurrir independientemente de la distancia física que parezca haber entre ti y aquello a lo que te unes; independientemente de vuestras respectivas posiciones en el espacio o de vuestras diferencias de tamaño y aparente calidad. El tiempo es irrelevante: la unión puede ocurrir con algo pasado, presente o con algo que se prevé. Ese "algo" puede ser cualquier cosa y estar en cualquier parte; puede ser un sonido, algo que se ve, un pensamiento, un recuerdo, o incluso una idea cualquiera sin ninguna referencia concreta. Mas siempre te unes a ello sin reservas porque lo amas y quieres estar a su lado. Por eso te apresuras a ir a su encuentro, dejando que tus limitaciones se desvanezcan, aboliendo todas las "leyes" que tu cuerpo obedece y apartándote serenamente de ellas. 
No hay violencia alguna en este escape. No se ataca al cuerpo, sino simplemente se le percibe correctamente. El cuerpo no puede limitarte, ya que ésa no es tu voluntad. En realidad no se te "saca" de él, ya que no puede contenerte. Te diriges hacia donde realmente quieres estar, adquiriendo, no perdiendo, una sensación de Ser. En estos instantes en que te liberas de toda restricción física, experimentas mucho de lo que sucede en el instante santo: un levantamiento de las barreras del tiempo y del espacio, una súbita experiencia de paz y alegría. Mas por encima de todo, pierdes toda conciencia del cuerpo y dejas de dudar acerca de si todo esto es posible o no. *








Texto de Un Curso de Milagros