Descansa en Mí. Un Mensaje de Cristo


“La Voz del Espíritu Santo es tan potente
como la buena voluntad que tengas de escucharla”. 
UCDM T-8.VIII.8:7

Consuélate, Amado. No se te pide que hagas nada. Llega el momento en que todo lo que se te pide es dar un paso atrás. Es hora de descansar, no de esforzarte, es la hora de la paz, no de los conflictos. Esa hora casi ha llegado. Te parece temible, porque no tienes control sobre ello, pero piensa con sinceridad en lo que has conseguido teniendo el control. ¿Qué te ha traído tener el control? 

Has estado atrapado en una trampa de la que nunca podrías escapar. El conflicto, la culpabilidad y el miedo han venido a ti, y nunca se han ido de tu lado. Cada uno lo hizo de manera distinta, pero todos llegaron al mismo sitio, al mismo callejón sin salida. Y ahora a todos les parece que no hay escapatoria, pues es verdad que uno no puede escapar solo. Parece que se trata de historias diferentes, porque toman diferentes formas. Pero su contenido único hace que todos sean tus hermanos. 

No insistas en las diferencias o estarás perdido. ¡Estarás salvado cuando reconozcas el contenido común, la necesidad común! El desbarajuste de tu vida es una ilusión. 

¿Qué se puede solucionar por medio de las formas de un sueño? Una pregunta que aún no se ha planteado no tiene respuesta, pues nadie la reconocería. Pregúntate sólo esto, “¿Es mi voluntad cumplir con la función que se me ha dado?” 

¿Qué otra pregunta hay que hacer? ¿Por qué tengo que saber qué forma va a tomar la respuesta? Dios responde “Sí”, y ya está hecho. Sólo esto tiene significado para ti. No es Él Quien quiere ocultarte el futuro para tenerte atemorizado. No podrías aceptar su “sí” en una forma que no comprendieses. Lo que todavía está en el tiempo se despliega tal como le está señalado y aún queda mucho por hacer. No se te pueden mostrar completamente unos planes basados en intangibles. Y lo que aún no ha ocurrido tiene que ser intangible. 

Esta etapa de tu aprendizaje contiene una única lección para todas las formas que parecen tomar tus problemas. Todo es posible para Dios, pero tienes que pedirle Su respuesta sólo a Él. 

Tal vez creas que lo haces, pero ten la seguridad de que si lo hubieras hecho, ahora estarías tranquilo y nada en absoluto podría inmutarte. 

No intentes adivinar cuál es Su Voluntad para ti. 

No supongas que tienes razón cuando una respuesta parezca venir de Él. 

Asegúrate de preguntar, y luego cállate y deja que Él hable. 

No hay ningún problema que Él no pueda resolver, pues no es Él Quien mantiene aparte ciertas cuestiones para que otro las resuelva. No puedes compartir el mundo con Él mientras hagas Suya una mitad y dejes la otra para ti. La verdad no negocia. Mantener separado un poquito es mantener todo separado. O tu vida pertenece total y completamente a Dios, o nada de lo que hay en ella es Suyo. No hay una sola idea en este mundo que parezca más terrible. Pero cuando esta idea aparece con claridad perfecta, la mente que durante tanto tiempo se mantuvo retorcida y a oscuras para evitar la luz sólo encuentra esperanza de paz y seguridad. Ésto es la luz. 

Da un paso atrás y no insistas en las formas que parecen mantenerte limitado. Vas a cumplir tu función y vas a tener cualquier cosa que vayas a necesitar. 

Dios no falla. 

Pero no pongas límites a lo que Le entregas para que sea resuelto, porque Él no puede ofrecer mil respuestas cuando nada más que existe una. Acéptala de Él, y no quedará una sola pregunta que plantear. 

No se te olvide que cuando intentas resolver un problema, es porque lo has juzgado por tu cuenta y de esta manera has traicionado a tu verdadero papel. 

La grandeza, que procede de Dios, establece que el hacer juicios es imposible para ti, pero la grandiosidad insiste en que hagas juicios sobre todos los problemas que tienes. ¿Con qué resultado? Contempla cuidadosamente tu vida y deja que te hable. Este débil aliento y esta profunda incertidumbre, ¿son lo que quieres elegir? 

¿O quieres descansar en la seguridad, con la certeza de que la respuesta a tu petición de que todos tus problemas se resuelvan felizmente no puede fallar

Que no te confundan los sutiles disfraces con que sabes vestir los juicios. Se presentan como caridad, como misericordia, como amor, como compasión, como comprensión y como interés. Pero sabes que no es lo que parece, porque tu problema sigue sin resolverse y viene a acosar a tu mente en forma de sueños malignos. 

¿Qué has ocultado de Dios que quieres esconder detrás de los juicios que haces? ¿Qué has escondido debajo de ese manto de amabilidad y preocupación? No utilices a nadie para satisfacer tus necesidades, porque eso es “pecado” y pagarás las consecuencias con culpabilidad. 

Recuerda que no necesitas nada sino que tienes una reserva inagotable de regalos amorosos que dar. 

Pero enséñate esta lección sólo a ti mismo. 

Tu hermano no va a aprenderla de tus palabras, ni de los juicios que le eches encima. No necesitas siquiera decir una palabra. No puedes preguntar “¿Qué le digo?” y oír la respuesta de Dios. En lugar de eso, pide “Ayúdame a ver a este hermano a través de los ojos de la verdad y no con los ojos de juzgar”, y la ayuda de Dios y de todos sus ángeles te traerá la respuesta. Pues sólo así descansamos. Desechamos nuestros pequeños juicios y nuestras palabras triviales, nuestros insignificantes problemas y nuestras preocupaciones falsas. 

Hemos intentado ser dueños de nuestros destinos y hemos creído que la paz iba a estar en eso. Es imposible tener paz mientras se hagan juicios. 

Pero tienes a tu lado a Quien conoce el camino. 

Da un paso atrás a favor de Él y deja que sea Él Quien te guíe al descanso y al silencio de la Palabra de Dios. No tienes que hacer nada ahora. De nada sirve intentar que funcionen tus planes concretos, por importantes que te parezcan. Todo va a encajar en su sitio. *

Aquí  tienes un ejemplo de lo que es hacer Su Voluntad.










Texto de Un Curso de Milagros