2. V. A. Principios especiales de los obradores de milagros

UN CURSO DE MILAGROS
CAPÍTULO 2
LA SEPARACIÓN Y LA EXPIACIÓN




(1) El milagro elimina la necesidad de tener preocupaciones de rango inferior. Puesto que es un intervalo de tiempo que está fuera de las coordenadas temporales en las que normalmente operamos, las consideraciones normales con respecto al tiempo y al espacio no le afectan. Cuando obres un milagro yo haré los arreglos necesarios para que el tiempo y el espacio se ajusten a él.

(2) Es esencial hacer una clara distinción entre lo que se crea y lo que se fabrica. Toda forma de curación se basa en esta corrección fundamental de percepción de niveles.

(3) Nunca confundas la mentalidad recta con la mentalidad errada. Reaccionar ante cualquier clase de error de cualquier forma que no sea con un deseo de sanar es una expresión de esa confusión.

(4) El milagro es siempre la negación de ese error y la afirmación de la verdad. Sólo la mentalidad recta puede corregir de forma que sus efectos sean reales. De hecho, lo que no produce efectos reales en realidad no existe. Sus efectos, por lo tanto, son nulos. Al no tener contenido substancial, se presta a ser proyectado.

(5) El poder del milagro para ajustar niveles genera la percepción correcta que da lugar a la curación. Hasta que eso no ocurra será imposible entender lo que es la curación. El perdón es un gesto vacío a menos que conlleve corrección. Sin ella, lo que hace es básicamente juzgar, en vez de sanar.

(6) El perdón que procede de una orientación milagrosa tan solo ofrece corrección. No posee elementos de juicio en absoluto. La frase "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" no evalúa en modo alguno lo que las personas en cuestión estén haciendo. Es una petición a Dios para que sane sus mentes. En ella no se hace referencia resultado del error, pues eso es irrelevante.

(7) El precepto "Sed de un mismo sentir" es la aseveración que exhorta a todos a que estén listos para la revelación. Mi ruego "Haced esto en memoria mía" es una petición a los obradores de milagros para que colaboren conmigo. Estas dos aseveraciones no pertenecen a un mismo orden de realidad. Sólo la última entraña una conciencia de tiempo, ya que recordar es traer el pasado al presente. El tiempo está bajo mi control, pero la eternidad le pertenece a Dios. En el tiempo existimos unos con otros y unos para otros. En la eternidad coexistimos con Dios.

(8) Puedes hacer mucho en favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda piensas de la siguiente manera:
Estoy aquí únicamente para ser útil.
Estoy aquí en representación de Aquel que me envió.
No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará.
Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo.
Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar.








Texto de Un Curso de Milagros