11. ¿Es posible la paz en este mundo?
1. Ésta es una pregunta que todo el mundo debe hacerse. Es verdad que la paz no parece ser posible aquí. Sin embargo, la Palabra de Dios promete otras cosas que, al igual que ésta, parecen imposibles. Su Palabra ha prometido paz. Ha prometido también que la muerte no existe, que la resurrección tendrá lugar y que el renacimiento es la herencia del hombre. El mundo que ves no puede ser el mundo que Dios ama, y, sin embargo, Su Palabra nos asegura que Él ama al mundo. La Palabra de Dios ha prometido que aquí es posible la paz, y lo que Él promete no puede ser imposible. Mas es cierto que hay que contemplar el mundo de otra manera, si es que se han de aceptar Sus promesas. Lo que el mundo es, ya ha sido determinado. Tú no puedes elegir lo que debe ser. Pero sí puedes elegir cómo lo quieres ver. De hecho, eso tienes que elegirlo.
2. Volvemos nuevamente al tema de los juicios. Esta vez pregúntate qué es más probable que sea verdad: tus juicios o la Palabra de Dios. Pues ambos afirman cosas diferentes acerca del mundo, y tan opuestas que no tiene objeto tratar de reconciliarlas. Dios ofrece salvación al mundo, tus juicios quieren condenarlo. Dios afirma que la muerte no existe; tu juicio ve a la muerte como el final inevitable de la vida. La Palabra de Dios te asegura que Él ama al mundo; tus juicios afirman que el mundo no es digno de ser amado. ¿Quién tiene razón? Pues uno de los dos tiene que estar equivocado. No puede ser de otra manera.
3. El texto explica que el Espíritu Santo es la Respuesta a todos los problemas a los que tú has dado lugar. Estos problemas no son reales, pero eso no significa nada para los que creen en ellos. Y todo el mundo cree en lo que ha hecho, pues lo hizo creyendo en ello. A esta extraña y paradójica situación que no tiene sentido ni significado, de la cual, no obstante, no parece que haya forma de escaparse, Dios ha enviado Su Juicio para reemplazar al tuyo. Con gran ternura, Su Juicio substituye al tuyo. Y por medio de esa substitución, lo incomprensible se vuelve comprensible. ¿Es posible la paz en este mundo? En tu juicio no lo es ni lo será nunca. Pero en el Juicio de Dios, lo único que se refleja aquí es paz.
4. La paz es imposible para los que ven conflictos e inevitable para los que ofrecen paz. ¡Cuán fácilmente, pues, te puedes escapar del juicio que tienes acerca del mundo! No es el mundo lo que hace que la paz parezca imposible. El mundo que ves es lo que es imposible. No obstante, el Juicio de Dios acerca de este mundo distorsionado lo ha redimido y preparado para que le dé la bienvenida a la paz. Y la paz desciende sobre él en jubilosa respuesta. Ahora la paz puede estar aquí, ya que ha entrado un Pensamiento de Dios. ¿Qué otra cosa sino un Pensamiento de Dios podría trocar el infierno en Cielo sólo por ser lo que es? La tierra se postra ante su Presencia, que llena de gracia se inclina en respuesta, para elevarla de nuevo. Ahora la pregunta es diferente. Ya no es: "¿Es posible la paz en este mundo?", sino: "¿Cómo sería posible que no hubiese paz aquí?"
2. Volvemos nuevamente al tema de los juicios. Esta vez pregúntate qué es más probable que sea verdad: tus juicios o la Palabra de Dios. Pues ambos afirman cosas diferentes acerca del mundo, y tan opuestas que no tiene objeto tratar de reconciliarlas. Dios ofrece salvación al mundo, tus juicios quieren condenarlo. Dios afirma que la muerte no existe; tu juicio ve a la muerte como el final inevitable de la vida. La Palabra de Dios te asegura que Él ama al mundo; tus juicios afirman que el mundo no es digno de ser amado. ¿Quién tiene razón? Pues uno de los dos tiene que estar equivocado. No puede ser de otra manera.
3. El texto explica que el Espíritu Santo es la Respuesta a todos los problemas a los que tú has dado lugar. Estos problemas no son reales, pero eso no significa nada para los que creen en ellos. Y todo el mundo cree en lo que ha hecho, pues lo hizo creyendo en ello. A esta extraña y paradójica situación que no tiene sentido ni significado, de la cual, no obstante, no parece que haya forma de escaparse, Dios ha enviado Su Juicio para reemplazar al tuyo. Con gran ternura, Su Juicio substituye al tuyo. Y por medio de esa substitución, lo incomprensible se vuelve comprensible. ¿Es posible la paz en este mundo? En tu juicio no lo es ni lo será nunca. Pero en el Juicio de Dios, lo único que se refleja aquí es paz.
4. La paz es imposible para los que ven conflictos e inevitable para los que ofrecen paz. ¡Cuán fácilmente, pues, te puedes escapar del juicio que tienes acerca del mundo! No es el mundo lo que hace que la paz parezca imposible. El mundo que ves es lo que es imposible. No obstante, el Juicio de Dios acerca de este mundo distorsionado lo ha redimido y preparado para que le dé la bienvenida a la paz. Y la paz desciende sobre él en jubilosa respuesta. Ahora la paz puede estar aquí, ya que ha entrado un Pensamiento de Dios. ¿Qué otra cosa sino un Pensamiento de Dios podría trocar el infierno en Cielo sólo por ser lo que es? La tierra se postra ante su Presencia, que llena de gracia se inclina en respuesta, para elevarla de nuevo. Ahora la pregunta es diferente. Ya no es: "¿Es posible la paz en este mundo?", sino: "¿Cómo sería posible que no hubiese paz aquí?"