14-VI. La luz de la comunicación

UN CURSO DE MILAGROS
CAPÍTULO 14
LAS ENSEÑANZAS EN FAVOR DE LA VERDAD




1. La jornada que juntos emprendemos es el intercambio de la obscuridad por la luz, y el de la ignorancia por el entendimiento. Nada que entiendas puede ser temible. Es sólo en la obscuridad y en la ignorancia donde percibes lo aterrador, y huyes de ello para sumirte en una obscuridad todavía más tenebrosa. Mas sólo lo que está oculto puede aterrorizar, no por lo que es intrínsecamente, sino por el hecho de estar oculto. Lo tenebroso es aterrador porque no comprendes su significado. Si lo comprendieses estaría claro para ti, y ya no estarías en la obscuridad. Nada tiene un valor oculto, pues lo que está oculto no puede ser compartido, y, por lo tanto, se desconoce su valor. Lo que está oculto se mantiene aparte, pero el valor de algo reside siempre en el aprecio que se le da conjuntamente. Lo que está oculto no puede ser amado, y, así, sólo puede ser temido.

2. La serena luz en la que el Espíritu Santo mora dentro de ti es sencillamente una luz donde todo está al descubierto, donde no hay nada oculto, y, por ende, donde no hay nada que temer. El ataque siempre cederá ante el amor si se lleva ante éste y no se mantiene oculto de él. No hay tinieblas que la luz del amor no pueda disipar, a menos que se mantengan ocultas de la influencia benéfica del amor. Lo que se mantiene fuera del alcance del amor no puede compartir su poder curativo, pues ha sido separado de él y se ha mantenido en la obscuridad. Los centinelas de la obscuridad la vigilan celosamente, y tú, que fabricaste de la nada a esos guardianes de lo ilusorio, tienes ahora miedo de ellos.

3. ¿Vas a continuar otorgándole un poder imaginario a esas extrañas ideas de seguridad? No son ni seguras ni inseguras. No protegen ni tampoco atacan. No hacen nada en absoluto, pues no son nada en absoluto. En cuanto que guardianes de las tinieblas y de la ignorancia no recurras a ellas a no ser que quieras sentir miedo, pues lo que mantienen en la obscuridad es temible. Abandónalas, y lo que era temible dejará de serlo. Sin la protección de la obscuridad, lo único que queda es la luz del amor, pues sólo éste tiene significado y sólo él puede vivir en la luz. Todo lo demás no puede sino desaparecer.

4. La muerte cede ante la vida, simplemente porque la destrucción no es verdad. La luz de la inocencia desvanece la culpabilidad con su fulgor porque, cuando se pone una al lado de la otra, la verdad de una hace que la falsedad de la otra resulte perfectamente evidente. No mantengas la culpabilidad separada de la inocencia, pues tu creencia de que puedes conservar las dos es una absurdidad. Lo único que has hecho al mantenerlas separadas es perder el significado de ambas al confundir la una con la otra. Y así, no te das cuenta de que sólo una de ellas tiene sentido. La otra no tiene sentido en absoluto.

5. Tú has considerado la separación como un medio de interrumpir la comunicación con tu Padre. El Espíritu Santo la reinterpreta como un medio de re-establecer lo que nunca se interrumpió, pero sí se había velado. Él puede valerse de todo lo que has fabricado para Su santísimo propósito. Él sabe que tú no estás separado de Dios, pero percibe muchas cosas en tu mente que te hacen pensar que lo estás. De eso, y sólo de eso, es de lo que Él desea apartarte. El te enseñará cómo usar en tu favor tu poder de decisión, que tú concebiste para substituir tu poder creador. Tú que concebiste el poder de decisión para crucificarte a ti mismo, tienes que aprender del Espíritu Santo cómo utilizarlo en beneficio de la santa causa de la restauración.

6. Tú que hablas haciendo uso de símbolos turbios y engañosos no entiendes el lenguaje que has inventado. No tiene sentido, pues su propósito no es facilitar la comunicación, sino interrumpirla. Si el propósito del lenguaje es facilitar la comunicación, ¿cómo puede tener sentido dicha lengua? Mas incluso este extraño y tergiversado esfuerzo de querer comunicar no comunicando, contiene suficiente amor como para hacer que tenga sentido si su intérprete no es su hacedor. Tú que la inventaste sólo estás expresando conflictos, y el Espíritu Santo quiere liberarte de ellos. Pon en Sus manos lo que quieres comunicar. Él lo interpretará con perfecta claridad, pues sabe con Quién estás en perfecta comunicación.

7. No sabes lo que dices, y, por lo tanto, no sabes lo que se te dice, pero tu Intérprete se da cuenta de lo que quieres decir en tu extraño lenguaje. Él no intentará comunicar lo que no tiene sentido, sino que separará todo lo que lo tiene, descartando el resto, y les transmitirá a aquellos que verdaderamente quieran comunicarse contigo lo que en verdad quieres comunicarles. Hablas dos lenguajes al mismo tiempo, lo cual no puede sino ser algo ininteligible. Mas si uno de ellos no tiene sentido y el otro lo tiene, sólo este último puede utilizarse para la comunicación. El otro no haría sino obstruirla.

8. La única función del Espíritu Santo es facilitar la comunicación. Para poder restablecerla, por consiguiente, tiene que eliminar todo lo que la obstaculizaría. No le ocultes nada, por lo tanto, que pudiera obstaculizarla, pues Él no atacará a tus centinelas. Simplemente llévalos ante Él, y permite que Su dulzura te muestre que en la luz no son temibles y que no pueden servir de guardianes de las tenebrosas puertas tras las cuales no hay nada que se encuentre celosamente oculto. Abramos todas las puertas y dejemos que la luz entre a raudales. En el templo de Dios no hay recintos secretos. Sus puertas están abiertas de par en par para recibir a Su Hijo. Nadie puede dejar de acudir allí donde Dios lo ha llamado, a menos que él mismo le dé la espalda a la bienvenida que le extiende su Padre.









Texto de Un Curso de Milagros