7-XI. El estado de gracia
UN CURSO DE MILAGROS
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 7
LOS REGALOS DEL REINO
1. El Espíritu Santo siempre te guiará acertadamente porque tu dicha es la Suya. Eso es lo que Su Voluntad dispone para todos porque habla en representación del Reino de Dios, que no es otra cosa que dicha. Seguirle, por consiguiente, es la cosa más fácil del mundo, y lo único que es fácil, ya que no es de este mundo. Por lo tanto, es algo natural. El mundo va en contra de tu naturaleza, al estar en desacuerdo con las leyes de Dios. El mundo percibe grados de dificultad en todo. Eso se debe a que el ego no percibe nada como completamente deseable. Al demostrarte a ti mismo que no hay grados de dificultad en los milagros, te convencerás de que, en tu estado natural, no hay grados de dificultad en absoluto porque tu estado natural es un estado de gracia.
2. La gracia es el estado natural de todos los Hijos de Dios. Cuando no están en estado de gracia, están fuera de su medio ambiente, y, por lo tanto, no se desenvuelven bien. Todo lo que hacen les produce tensión porque no fueron creados para el medio ambiente que ellos mismos se han labrado. No pueden, por lo tanto, adaptarse a él, ni hacer que dicho ambiente se adapte a ellos. De nada sirve intentarlo. Un Hijo de Dios es feliz únicamente cuando sabe que está con Dios. Ese es el único medio ambiente en el que no sufre tensión porque ahí es donde le corresponde estar. Es también el único medio ambiente que es digno de él porque su valía está más allá de cualquier cosa que él pueda inventar.
3. Examina el reino que fabricaste y juzga su valor imparcialmente. ¿Es acaso digno de ser la morada de una criatura de Dios? ¿Protege tal mundo su paz e irradia amor sobre ella? ¿Evita acaso que su corazón se vea afectado por el miedo, y le permite dar siempre sin experimentar ninguna sensación de pérdida? ¿Le enseña que esa forma de dar es su dicha, y que Dios Mismo le agradece lo que da? Ése es el único ambiente en el que puedes ser feliz. Tú no lo puedes "crear", como tampoco puedes "crearte" a ti mismo. Fue creado para ti, tal como tú fuiste creado para él. Dios vela por Sus Hijos y no les niega nada. Mas cuando ellos lo niegan a Él, dejan de ser conscientes de eso porque se niegan todo a sí mismos. Tú, que podrías estar dando el Amor de Dios a todo lo que ves, a todo lo que tocas y a todo lo que recuerdas, estás literalmente negándote el Cielo a ti mismo.
4. Te exhorto a recordar que te he escogido a ti para que le enseñes al Reino lo que es el Reino. Esta lección no admite excepciones porque la falta de excepciones es la lección en sí. Cada Hijo que regresa al Reino con esta lección en su corazón ha sanado a la Filiación y ha dado gracias a Dios. Todo aquel que aprende esta lección se convierte en el maestro perfecto porque la ha aprendido del Espíritu Santo.
5. Cuando una mente contiene solamente luz, conoce solamente la luz. Su propia luminiscencia alumbra todo en su derredor, y se extiende hasta la penumbra de otras mentes, y las transforma en majestad. La Majestad de Dios se encuentra en ellas para que la reconozcas, la aprecies y la conozcas. La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. Dios sólo da de manera equitativa. Si reconoces Su don en cualquiera, habrás reconocido lo que Él te ha dado a ti. Nada es más fácil de reconocer que la verdad, ya que es un reconocimiento inmediato, inequívoco y natural. Te has enseñado a ti mismo a no reconocerla, y esto ha sido muy difícil para ti.
6. Al hallarte fuera de tu ambiente natural es muy posible que te preguntes: "¿Qué es la verdad?", toda vez que la verdad es el medio ambiente por el cual y para el cual fuiste creado. No te conoces a ti mismo porque no conoces a tu Creador. No conoces tus creaciones porque no conoces a tus hermanos, quienes las crearon junto contigo. He dicho que únicamente la Filiación en su totalidad es digna de ser co-creadora con Dios, ya que únicamente la Filiación en su totalidad puede crear como Él. Siempre que sanas a un hermano reconociendo su valía, estás reconociendo su poder para crear, así como el tuyo propio. Él no puede haber perdido lo que tú reconoces en él, y tú no puedes sino poseer la gloria que ves en él. Él es un co-creador con Dios al igual que tú. Niega su poder creativo, y estarás negando el tuyo y el de Dios, que te creó.
7. No puedes negar parte de la verdad. No conoces tus creaciones porque no conoces a su creador. No te conoces a ti mismo porque no conoces el tuyo. Tus creaciones no pueden establecer tu realidad, tal como tú tampoco puedes establecer la de Dios. Pero sí puedes conocer tu realidad y la de Dios. Al Ser se le conoce mediante el acto de compartirlo. Puesto que Dios compartió su Ser contigo, Lo puedes conocer. Pero tienes también que conocer todo lo que Él creó, para saber lo que ellos han compartido. Sin tu Padre no podrás conocer tu propia paternidad. El Reino de Dios incluye a todos Sus Hijos y a los hijos de éstos, que son tan semejantes a los Hijos como éstos son semejantes al Padre. Conoce, entonces, a los Hijos de Dios, y habrás conocido a toda la creación.