El proceso de aislar el instante santo


Recibirás instrucciones muy precisas a medida que sigas adelante. 

Aprender a aislar este segundo y a experimentarlo como algo eterno, es empezar a experimentarte a ti mismo como que no estás separado
No tengas miedo de que no se te vaya a ayudar en esto. El Maestro de Dios y Su lección respaldarán tu fortaleza. Es sólo tu debilidad lo que se desprenderá de ti cuando comiences a practicar esto, pues al hacerlo experimentarás el poder de Dios en ti. 

Utilízalo aunque sólo sea por un instante, y nunca más lo negarás. ¿Quién puede negar la Presencia de aquello ante lo cual el universo se inclina con júbilo y agradecimiento? Ante el reconocimiento del universo que da testimonio de Ella, tus dudas no pueden sino desaparecer.*
...en el instante santo se encuentra la paz, perfectamente diáfana porque has estado dispuesto a satisfacer sus condiciones. Puedes reclamar el instante santo en cualquier momento y lugar en que lo desees.
Podrías vivir en el instante santo para siempre, empezando desde ahora hasta la eternidad, si no fuera por una razón muy sencilla. No empañes la simplicidad de esa razón, pues si lo haces, será únicamente porque prefieres no reconocerla ni abandonarla. La simple razón, llanamente expuesta, es ésta: el instante santo es un momento en el que se recibe y se da perfecta comunicación. Esto quiere decir que es un momento en el que tu mente es receptiva, tanto para recibir como para dar. El instante santo es el reconocimiento de que todas las mentes están en comunicación. Por lo tanto, tu mente no trata de cambiar nada, sino simplemente de aceptarlo todo.*

El instante santo es el recurso de aprendizaje más útil de que dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor. Pues su propósito es la suspensión total de todo juicio. Los juicios se basan siempre en el pasado, pues tus experiencias pasadas constituyen su base. Es imposible juzgar sin el pasado, pues sin él no entiendes nada. Por lo tanto, no intentarías juzgar porque te resultaría obvio que no entiendes el significado de nada. Esto te da miedo porque crees que sin el ego, todo sería caótico, mas Yo te aseguro que sin el ego, todo sería amor.

En el instante santo nadie es especial, pues no le impones a nadie tus necesidades personales para hacer que tus hermanos parezcan diferentes. Sin los valores del pasado, verías que todos ellos son iguales y semejantes a ti, y que no hay separación alguna entre ellos y tú. En el instante santo ves lo que cada relación ha de ser cuando percibas únicamente el presente.

Pues en el instante santo, el cual está libre del pasado, ves que el amor se encuentra en ti y que no tienes necesidad de buscarlo en algo externo y de arrebatarlo culpablemente de donde pensabas que se encontraba. 
...en el instante santo te unes directamente a Dios, y todos tus hermanos se unen en Cristo. Aquellos que están unidos en Cristo no están separados en modo alguno. Pues Cristo es el Ser que la Filiación comparte, de la misma manera en que Dios comparte Su Ser con Cristo. *
Puesto que el amor se encuentra en ti, no tienes otra necesidad que extenderlo.
El instante santo se convierte así en una lección acerca de cómo mantener a todos tus hermanos en tu mente, sin experimentar pérdida alguna sino tan sólo compleción. De esto se deduce que sólo puedes dar. Y esto es amor, pues únicamente esto es natural de acuerdo con las leyes de Dios. 
Darle las gracias a tu hermano es apreciar el instante santo, y permitir, por lo tanto, que sus resultados sean aceptados y compartidos. Atacar a tu hermano no hace que se pierda el instante, pero si anula el poder de sus efectos.*

El instante santo es la invitación que le haces al amor para que entre en tu desolado y pesaroso reino y lo transforme en un jardín de paz y de bienvenida. La respuesta del amor no se hace esperar. *
Cuando sientas que la santidad de tu relación se ve amenazada por algo, detente de inmediato y, a pesar del temor que puedas sentir, ofrécele al Espíritu Santo tu consentimiento para que Él cambie ese instante por el instante santo que preferirías tener. Él jamás dejará de complacer tu ruego. Pero no te olvides de que tu relación es una unidad, y, por lo tanto, es inevitable que cualquier cosa que suponga una amenaza para la paz de uno sea así mismo una amenaza para la paz del otro. El poder de haberos unido a su bendición reside en el hecho de que ahora es imposible que tú o tu hermano podáis experimentar miedo por separado, o intentar lidiar con él por vuestra cuenta. Jamás pienses que eso es necesario o incluso posible. Pero de la misma manera en que es imposible, es imposible también que el instante santo le llegue a uno de vosotros y no al otro. 
Y os llegará a ambos a petición de cualquiera de los dos.

El que esté más cuerdo de los dos en el momento en que se perciba la amenaza, debe recordar cuán profundo es su endeudamiento con el otro y cuánta gratitud le debe, y alegrarse de poder pagar esa deuda brindando felicidad a ambos. Que recuerde esto y diga:
Deseo que éste sea un instante santo par mí, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien amo. 
Es imposible que se me pueda conceder a mí sin él o a él sin mí.
Pero nos es totalmente posible compartirlo ahora. 
Elijo, por lo tanto, ofrecerle este instante al Espíritu Santo, para que Su bendición pueda descender sobre nosotros, y mantenernos a los dos en paz.*
 






Texto de Un Curso de Milagros