Los sueños de miedo



Dios es la Alternativa a los sueños de miedo.*

La  alternativa a los sueños es despertar, junto a Él.

Algunos sueños parecen más agradables que otros, pero no dejan de ser ilusiones. Hay sueños felices y sueños de miedo, pero ambos son sueños. Así, sueñas un sueño en el que tú mismo adjudicas a cada figura el papel que representa —algún objetivo que esa figura debe representar y alcanzar por ti. Si alcanza el objetivo crees que el sueño te gusta, si no lo alcanza crees que es 'un mal sueño'. 
Cuando te invade la ira, ¿no es acaso porque alguien no llevó a cabo la función que tú le habías asignado? ¿Y no se convierte esto en la "razón" que justifica tu ataque? Los sueños que crees que te gustan son aquellos en los que las funciones que asignaste se cumplieron, y las necesidades que te adscribiste, fueron satisfechas. No importa si esas necesidades se satisfacen o si son simplemente algo que se desea. Es la idea de que existen lo que produce miedo.*
El papel que representa tu hermano no es aquel que tú le das para sentirte feliz. Si en vez de adjudicar un papel a cada figura aceptaras todo lo que te llega como una oportunidad de prestar ayuda se transformarían tus sueños de miedo en sueños de alegría.
Él pide ayuda en cada uno de sus sueños, y tú puedes prestársela si ves la función del sueño tal como la percibe Aquel que puede utilizar todo sueño en beneficio de la función que se le encomendó a Él. Puesto que ama al soñador, y no al sueño, cada sueño se convierte en una ofrenda de amor. Pues en el centro de cada sueño se halla Su Amor por ti, iluminando amorosamente cualquier manifestación del sueño.* 
La inocencia de tu hermano es lo que se te pide que reconozcas, pues si vives en un sueño ningún hermano tuyo puede ser culpable de las ilusiones que puedas vivir, no sólo tu hermano es inocente sino que es parte de tu mismo Ser al que amas por encima de todo.
"Toda cosa viviente es parte de ti, así como de Él"
Si te propones no compartir tus sueños de miedo podrás ver cómo estos sueños pierden fuerza y desaparecen. Pero si sí los compartes estarás afirmando que esos sueños de miedo son reales y, cuando los haces reales,  son reales no sólo en ti sino también en tu hermano.
Creer en algo produce la aceptación de su existencia.* 
Si ves en tu hermano un sueño de miedo no apoyes su ilusión así evitarás reforzarla en él y en ti. De esta manera te estarás uniendo a él (al soñador) y no a su sueño de miedo. Cuando te unes a tu hermano estás diciéndole que tienes fe en él y que tu fe en él es tan grande que te es imposible apoyar sus ilusiones de miedo y al no apoyarlas lo liberas. Teniendo fe en el soñador refuerzas el Amor que os une, si tienes fe en el sueño refuerzas el miedo que os separa. Tú puedes decidir en qué creer.
Lo que les confiere realidad a los perniciosos sueños de odio, maldad, rencor, muerte, pecado, sufrimiento, dolor y pérdida es el hecho de compartirlos. Si no se comparten, se perciben como algo sin sentido. Pues al no prestarles apoyo dejan de ser una fuente de miedo. Y el amor no puede sino llenar el espacio que el miedo ha dejado vacante porque ésas son las únicas alternativas que existen. Donde uno aparece, el otro desaparece. Y el que compartas, será el único que tendrás. Y tendrás el que aceptes, pues es el único que deseas tener.*
Recuerda que todo soñador es aquel que aún no ha despertado, no importa si el sueño es más o menos feliz, sigue siendo un sueño y por lo tanto sigue atrapado en una ilusión.


Existen dos caminos: uno, comprendiendo que se está viviendo en una ilusión y dos, no comprendiéndolo. Cuando no encuentras paz en tu vida es porque esás tomando como real todo lo que te está pasando. Comprender la ilusión te deja abierto el camino, no sólo a la paz sino también al amor, pues el amor une y entiendes que todo lo que ves forma parte de un mismo Ser. Cuando sientes miedo no estás aceptando esta unidad y ves algo distinto a lo que realmente está allí.
Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. .*
Todo lo que no es amor perfecto es miedo. Pero el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado. Cuanto más crees en ello más real se hace para ti, tanto, que olvidas que nada de eso puede ser real. Recuerda: Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias, y de esta manera las refuerza.*
Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. Puede que la forma en que éstos se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa.*
Si lo que deseas es despertar deja de juzgar lo que son tan sólo ilusiones y transforma todo sueño de miedo en sueño feliz, substituyendo el sueño de miedo por el perdón. Si estás dispuesto a perdonar toda ilusión de ataque harás que un milagro transforme el sueño de miedo en sueño feliz. Si juzgas estás viendo algo que consideras distinto a ti, pero si el amor es unión eso indica que no hay nada distinto a ti. No hay nada distinto a ti porque tú eres Amor. Pero aún no lo aceptas. Para aceptar aquello que ya Eres y que ya Es tienes que perdonar. Sin juzgar. Y como no lo puedes ver en ti te será más fácil verlo en tu hermano, perdonando sus ilusiones, hasta que aceptes que él y tú son lo mismo.
Tú no puedes despertarte a ti mismo. No obstante, puedes permitir que se te despierte. Puedes pasar por alto los sueños de tu hermano. Puedes perdonarle sus ilusiones tan perfectamente, que él se convierte en el que te salva de tus sueños. Y al verlo brillar en el espacio de luz donde Dios mora dentro de la obscuridad, verás que Dios Mismo se encuentra allí donde está su cuerpo. Ante esta luz el cuerpo desaparece, de la misma manera en que las sombras densas ceden ante la luz. La obscuridad no puede decidir que el cuerpo siga presente. La llegada de la luz supone su desaparición. Verás entonces a tu hermano en la gloria, y entenderás qué es lo que realmente llena la brecha que por tanto tiempo pensaste que os mantenía separados. Ahí, en lugar de ella, el testigo de Dios ha trazado el dulce camino de la bondad para que el Hijo de Dios lo recorra. A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus ilusiones. Mediante tu regalo de libertad te liberas tú.*






Texto de Un Curso de Milagros