La bifurcación del camino


Cuando llegas al lugar en el que la bifurcación del camino resulta evidente, no puedes seguir adelante. Tienes que decidirte por uno de los dos caminos, pues si sigues adelante de la manera en que ibas antes de llegar a este punto, no llegarás a ninguna parte. El único propósito de llegar hasta aquí fue decidir cuál de los dos caminos vas a tomar ahora. El trayecto que te condujo hasta aquí ya no importa. Ya no tiene ninguna utilidad. Nadie que haya llegado hasta aquí puede decidir equivocadamente, pero sí puede demorarse. ... Son sólo los primeros pasos por el camino recto los que parecen difíciles, pues ya te has decidido, si bien puede que aún creas que puedes volverte atrás y elegir la otra alternativa. Pero no es así. Ninguna decisión que se haya tomado y que cuente con el respaldo del poder del Cielo puede ser revocada. Tu camino ya se decidió. Si reconoces esto no habrá nada que no se te diga. *

Como comentamos en la entrada El Sueño Feliz,  decidimos escoger el camino de la paz y no el de la guerra, el del amor y no el del miedo. Un camino que también es el tuyo. Entonces no nos imáginábamos, ni en lo más mínimo, cómo esta decisión nos iba ayudar en nuestras vidas. El sueño feliz sólo es el primer paso. Este camino implica no sólo ver el mundo de otra manera sino de entender qué es lo que vamos a hacer en él para despertar del sueño.  

Si hemos soñado este mundo y nada de lo que vemos es real, entonces no podemos ser un cuerpo, eso sólo nos limitaría. Somos espíritu. Soy / Somos -algo que aún no podemos comprender en su sentido más profundo- el Hijo de Dios, Cristo. Debido a nuestra creencia errada creemos que la separación es posible.  Por eso no podemos entender aún que estamos unidos a la Santísima Trinidad. Somos parte de Dios y el Espíritu Santo mora en nosotros, pues es la Voz que habla por Dios y opera a través de nosotros ayudándonos a comprender que Él y nosotros somos uno.
El Espíritu Santo tiene que operar a través de ti para enseñarte que Él mora en ti. Es éste un paso intermedio encaminado al conocimiento de que tú estás en Dios porque formas parte de Él. *
Somos un solo Espíritu que es Perfección e Inocencia.

Nuestro error consistió en creer que habíamos dividido nuestro Espíritu. En creer que nuestro espíritu  estaba 'aprisionado' en cuerpos. Al creerlo, empezamos a verlo así.  Y pusimos las reglas que tenían que seguir estas figuras de nuestro sueño. No olvidemos que nada de eso sucedió sino que creímos que sí había sucedido. Seguimos en el sueño porque, en mayor o menor medida, nos sentimos culpables de esa separación, creemos en la separación y eso es lo que vemos.

¿Qué impide que reconozcamos esto? El ego. El ego es quien soñó este mundo de separación y lo soñó porque necesitaba un otro a quien culpar de su culpa.

El ego está viviendo su película, a la que él juzga como mejor le parece. En su película las figuras que están ahí hacen lo que el ego les dice que hagan. El ego cree vivir una vida continua, con un pasado, un presente y un futuro pero no se da cuenta de que vive atrapado en su pasado. Por eso el más allá le da miedo, porque no puede construir en base a lo que no conoce. Él construye su mundo en base a su pasado y teme todo aquello que no sigue sus reglas por lo que, todo lo que teme, lo ataca.

El más allá es el camino hasta Dios. Es dejar que sea Su Voluntad la que nos guíe. Es tener fe en Él. Es dejarnos guiar por Su Voz, por un camino totalmente desconocido pero que nos llevará hacia lo que en verdad somos y siempre hemos sido. Es dar nuestros pasos sin otra guía que la de él. Nuestro pasado ya no existe, vivimos solo el momento presente. Cada paso que damos es con Él, pues no estamos solos en este viaje. Nuestra fe en Él es, cada día que pasa, más firme.

Ahora no veremos lo que el ego quiere que veamos, las figuras y las cosas de nuestro sueño no son lo que el ego dice que son, el velo que nos impide verlas como verdaderamente son cada vez será más sutil. Todo lo que vemos es uno y lo mismo: nuestro Ser, el que es uno con el Todo.

Ahora que sabemos que somos Espíritu, podemos unirnos a Él sintiendo la Perfección e Inocencia de cada figura, de cada hermano. Ahora lo que vemos con nuestros ojos no es lo importante sino lo que sentimos profundamente en nuestro Ser. Es sentir el Espíritu que mora en todos nosotros, sentir Su Amor en cada ser.

El ego nos dice que cada figura es distinta y está separada de nosotros, y que por lo tanto no puede ser nuestro hermano, el Espíritu Santo nos dice que cada figura es nuestro hermano porque cada figura es uno y el mismo Ser.

El ego nos dice que cada figura que no cumple con sus reglas hay que atacarla, pues nadie puede romper sus reglas. El Espíritu Santo nos dice que perdonemos esa ilusión, la figura que cree representar su papel y que cree romper nuestras reglas, cree en una ilusión, una ilusión fabricada por el ego, pero está equivocada. Es nuestro hermano y es Inocente. Cuando perdonamos esa ilusión ayudamos a nuestro hermano a liberarse de una culpa que no es real y, al liberarlo, nos liberamos también nosotros de haber fabricado esa ilusión, deshaciendo un poco más al ego y creyendo cada vez más en nuestra Inocencia.
Lo único que es seguro en este mundo cambiante que no tiene sentido en la realidad es esto: cuando no estás completamente en paz, o cuando experimentas cualquier clase de dolor, es que has percibido un pecado en tu hermano y te has regocijado por lo que creíste ver en él. Tu sensación de ser especial pareció estar a salvo a causa de ello. Y así, salvaste a lo que habías designado como tu salvador y crucificaste al que Dios te dio en su lugar. Y de este modo, estás en la misma encrucijada que él, pues sois un solo ser. Por lo tanto, el especialismo es su "enemigo" así como el tuyo. *
Cuando el ego ataca es porque está convencido de que es el otro el culpable y no él. Se cree que él es 'especial' porque quien 'peca' es el otro, el verdadero culpable de romper las reglas.y por lo tanto debe ser castigado por sus pecados. Cuando atacas es porque estás escuchando la Voz del ego, te crees diferente a tu hermano y creer ese error es lo que perturba tu paz.

Cuando el Espíritu Santo ofrece su Guia es porque sabe Quién Soy/Somos, reconoce nuestra inocencia y nuestra verdadera identidad. Sabe que nuestro sueño no es real, como tampoco lo es el ego. Cuando escuchamos Su Voz vivimos con ese sentimiento de unidad y totalidad. El resultado no puede ser otro que la paz.

Este mundo dividido es un error de nuestra mente y el ego es producto de ese error.

El ego es el soñador. Si el ego desaparece el sueño también desaparecerá.

Con la ayuda y guía del Espíritu Santo, la Voz que habla por Dios, disolveremos el ego pues ésa es nuestra voluntad. Por eso Su Guía es tan importante. Se trata de vivir el momento presente y de verlo de otra manera, utilizando Su Visión. Ya no juzgaremos nada de lo que veamos, pues todo es uno y lo mismo y no lo que creíamos que era, no olvidaremos la inocencia de nuestro hermano, ni la nuestra, o más bien dicho: la inocencia de nuestro Ser. Y utilizaremos el instrumento que Dios nos dio -el perdón- para afianzar esta Visión cada vez más.
Lo único que se te pide es que perdones todas las cosas que nadie jamás hizo, que pases por alto lo que no existe y que no veas lo ilusorio como si fuese real. 
Se te pide únicamente que permitas que se haga tu voluntad y que dejes de buscar las cosas que ya no deseas. 
Y se te pide también que permitas que se te libere de los sueños de lo que nunca fuiste y desistas de tu empeño de querer substituir la Voluntad de Dios por la fuerza de los deseos vanos*
Si nada de lo que vemos es real no tiene sentido desear lo que no existe. El camino al despertar es hacer Su Voluntad no porque Él nos lo pida sino porque es nuestra voluntad hacer Su Voluntad. Es lo que más anhelamos, porque creemos en un mundo de unidad y de paz. Es Su Voluntad que nos amemos los unos a los otros como hizo nuestro hermano Jesús, él es un claro ejemplo de lo que queremos alcanzar.
Como hermano que te ama, tu mente es de suma importancia para mí, y te exhorto a seguir mi ejemplo cuando te contemples a ti mismo y cuando contemples a tu hermano, y a que veas en ambos las gloriosas creaciones de un Padre glorioso. *
Cuando el ego fue engendrado, Dios puso en la mente la llamada al júbilo. Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. Por eso es por lo que tienes que elegir escuchar una de las dos voces que hay dentro de ti. Una la inventaste tú, y no forma parte de Dios. La otra te la dio Dios, Quien sólo te pide que la escuches. El Espíritu Santo se encuentra en ti en un sentido muy literal. Suya es la Voz que te llama a retornar a donde estabas antes y a donde estarás de nuevo. Aun en este mundo es posible oír sólo esa Voz y ninguna otra. Ello requiere esfuerzo, así como un gran deseo de aprender. Ésa es la última lección que yo aprendí, y los Hijos de Dios gozan de la misma igualdad como alumnos que como Hijos. *
A Él le encomendamos nuestros pasos y decimos “Amén”. Continuaremos recorriendo Su camino en paz, confiándole todas las cosas. Y esperaremos Sus respuestas llenos de confianza, cuando le preguntemos cuál es la Voluntad de Dios en todo lo que hagamos. Él ama al Hijo de Dios tal como nosotros queremos amarlo. Y nos enseña cómo contemplarlo a través de Sus ojos y a amarlo tal cómo Él lo ama. No caminas solo. Los ángeles de Dios revolotean a tu alrededor, muy cerca de ti. Su Amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: yo nunca te dejaré desamparado. *













Texto de Un Curso de Milagros