11. El ejemplo de Jesús
"—¿A quién estimas más: a un hombre espiritual o a un revolucionario?
El Maestro sonrió, un tanto sorprendido por mi pregunta. Y posando su mano izquierda sobre mi hombro, repuso con firmeza:
—Prefiero al hombre que actúa con amor...
—Pero, ¿quién puede llegar a amar más?
—Pregunta mejor, ¿quién puede llegar a comprender más?
—¿Quién?
—Aquel que es capaz de amarlo todo. Pero, ¡ojo!, aquel que ama de verdad no coloca la palabra «amor» sobre su puerta, tratando de justificarse ante el mundo. Y el que da, tampoco escribe la palabra «caridad» para que todos le reconozcan. Cuando alguna vez veas esas palabras, desvergonzadamente ostentadas en el mundo, no dudes que tienen la única finalidad de enriquecer y ensalzar a cuantos las esgrimen y airean.
—¡Aquel que es capaz de amarlo todo!... -repetí con un ligero movimiento de cabeza-. ¡Qué difícil es eso...!
—Nada hay difícil para el que ha aprendido a ceder.
—Pero, ¿qué me dices de las injusticias? ¿También debemos aprender a amar a los que nos humillan o tiranizan?
—Cuando llegue el caso, pide explicaciones a tu hermano, pero nunca le odies. Sólo cuando miréis a vuestros hermanos con caridad podréis sentiros contentos."
"—El mayor error de tu mundo -repuso Jesús- es su falta de generosidad. El que conoce y practica el amor no suele tener necesidad de perdonar: siempre está dispuesto a comprenderlo todo."
"...siempre pensé que el gran error de nuestro mundo era su «empacho» tecnológico... El Nazareno me miró con una inagotable afabilidad.
—Debéis tener paciencia y confiar. La humanidad, a veces, se emborracha y embota con sus propios hallazgos y triunfos, olvidando que su auténtico estado natural reside en la serenidad de su espíritu. El día que despierte de tan pesado letargo volverá sus ojos al sendero del amor: el único que conduce a la verdadera sabiduría." *