12. El ejemplo de Jesús

"—Debéis morar en mí y yo en vosotros. ... Si mantenéis esta conexión viviente y espiritual conmigo, vuestros frutos serán abundantes. Si moráis en mí y mis palabras en vosotros, podréis comunicaros libremente conmigo. Entonces, mi espíritu viviente os infundirá de tal forma que podréis solicitar lo que queráis.  
"—Pero no os dejaré solos en el mundo. Muy pronto, después que me haya ido, os enviaré un Espíritu ayudador. Tendréis entonces con vosotros a uno que tomará mi lugar. Uno que continuará enseñando el camino de la Verdad y que, incluso, os consolará. ... Este nuevo don es el Espíritu de la Verdad viviente.  
Los no creyentes no escucharán sus enseñanzas, pero los hijos de la luz la recibirán con agrado y con todo su corazón. Y conoceréis a este Espíritu cuando venga, de la misma forma que me habéis conocido a mí. Y recibiréis este don en vuestros corazones y Él morará en vosotros. 
¿Os dais cuenta, por tanto, que no voy a dejaros sin ayuda y sin guía? No os dejaré en la desolación. Hoy sólo puedo estar con vosotros en persona. En los tiempos venideros estaré con vosotros y con el resto de los hombres que deseen mi presencia, donde quiera que estéis y con cada uno al mismo tiempo. ¿No os dais cuenta que es mejor para mí que me marche y que os deje en la carne para que pueda estar con vosotros en espíritu? ...   
Este nuevo enseñante es el Espíritu de la Verdad, que vivirá con cada uno de vosotros, en vuestros corazones. Por tanto, todos los hijos de la luz serán uno. De esta forma, tanto mi Padre como yo podremos vivir en las almas de cada uno de vosotros y también en los corazones de los otros hombres que nos aman y que hacen realidad ese amor, amándose unos a otros como yo, ahora, os estoy amando.”  
"—Si me seguís cuando os deje, poned vuestros más ardientes esfuerzos en vivir de acuerdo con el Espíritu de mis enseñanzas y con el ideal de mi vida: hacer la voluntad de mi Padre. Haced esto en lugar de intentar imitar mi natural vida en la carne...”  
"—Yo vertiré mi Espíritu sobre toda carne, pero no todos los hombres elegirán recibir a este nuevo enseñante como guía y consuelo de su alma. Sin embargo, los que lo reciban se verán iluminados, limpios y confortados. Y este Espíritu de la Verdad se transformará en ellos en un pozo de agua viva, manando a la vida eterna.” *

 










Texto de Un Curso de Milagros