"Aprenderás a amar más a tus hermanos -replicó solícito Jesús- cuando aprendas a amar primero a su Padre del cielo y cuando llegues a estar verdaderamente interesado en el bienestar de todos ellos en el tiempo... y en la eternidad. Y todo este interés humano se ve favorecido con el servicio generoso, con la comprensión, con la simpatía y con el perdón ilimitado. Ningún hombre despreciará tu juventud. Pero te exhorto a que siempre tengas la debida consideración al hecho de que la vejez representa, normalmente, experiencia. Y nada en los asuntos del hombre puede reemplazar a la auténtica experiencia. Esfuérzate en vivir apaciblemente con todos los hombres."