18. El ejemplo de Jesús
"Nuestro Padre es un lago al que se olvidaron de cercar.. No te empeñes en comprender la naturaleza de Dios: ¡siéntela! Los nombres que las criaturas le atribuyen dependen de la forma con que ellas conciban al Creador. La «causa-centro-primera» del universo nunca se ha revelado por su nombre: sólo por su naturaleza.
Al Padre le da lo mismo cómo le llames. Él no impone ninguna forma de reconocimiento, ni de culto oficial, ni de adoración servil a las criaturas dotadas de inteligencia y voluntad. Lo importante es que, en lo más hondo de vuestros corazones, le reconozcáis, le améis y le adoréis.... voluntariamente. El Creador rehúsa ejercer una prepotencia en el libre arbitrio espiritual de sus criaturas materiales y, mucho menos, forzarlas a la sumisión...."
"¿Sabéis cuál es el don más precioso del hombre? nos interpeló, posando su penetrante mirada en uno y otro, alternativamente.
-La libertad -esgrimí con no demasiada seguridad.
-La consagración amorosa de la voluntad humana a la del Padre. De hecho, hijos míos, es el único don válido que el hombre puede ofrecer a Dios.
-¿Quieres decir que no podemos ofrecer nada más?
-El hacer la voluntad de nuestro Padre lo es todo. En Él, los humanos viven, se mueven y tienen su existencia. Ése es el verdadero culto, que satisface plenamente la naturaleza del Padre Creador, dominado por el amor."
"Antes has mencionado el Paraíso. ¿Existe en realidad o se trata de otra bella metáfora?
-Vosotros lo asociáis a un lugar pleno de felicidad y no estáis equivocados. Pero mientras permanezcáis sujetos a la carne, jamás podréis aproximaros siquiera a su magnífico e inmenso esplendor."
"Entonces, ¿cuándo veremos a Dios cara a cara?
-A veces -se lamentó el Resucitado- parecéis ciegos... ¿Por qué le buscas fuera si Él te ha regalado parte de Su Esencia?" *