19. El ejemplo de Jesús
"Tu hermano lo sabe: la falsedad no puede anidar en mi alma. Y yo te digo que cada criatura mortal dotada de inteligencia y voluntad recibe, directamente del Padre, una «chispa» de Él mismo, enviada desde el Paraíso y que vive en el órgano mental de los mortales, ayudándolos a desarrollar su alma inmortal, destinada a sobrevivir por toda la eternidad. La presencia de este «ajustador divino» (así podríamos calificarlo) en la mente humana es revelada merced a tres fenómenos experienciales: a la aptitud intelectual para conocer a Dios, a la necesidad espiritual de encontrarle y al intenso deseo de toda personalidad de parecérsele."
"Su divino espíritu es realmente una parte de vosotros, aunque la inmensa mayoría de los humanos jamás llegan a descubrirlo."
"Es importante que transmitas la verdad. Yo no vine al mundo a crear Iglesias. Sólo a dar testimonio de nuestro Padre. La naturaleza humana es débil (lo sé) e, involuntariamente, mi mensaje será trastocado, sur-giendo así una nueva religión..., «a propósito» de mi persona."
"-¿Y cuál es tu religión?
-Os lo he dicho: hacer la voluntad del Padre. Entregarse generosamente al amor y a la apasionante aventura de la búsqueda personal de Dios. Yo no deseo credos ni tradiciones que fosilicen el alma humana. Los que acepten mi mensaje jamás serán dogmáticos. Son las metas (no los credos) las que deben unir a los hombres. Y la que yo os he revelado es ligera y cristalina: llegar al Padre. Hacer su voluntad. Descansar en Él." *