14. ¿Cómo acabará el mundo?
1. ¿Puede realmente tener fin lo que no tiene principio? El mundo acabará en una ilusión, tal como comenzó. Su final, no obstante, será una ilusión de misericordia. La ilusión del perdón, completa, sin excluir a nadie, y de una ternura ilimitada, lo cubrirá, ocultando toda maldad, encubriendo todo pecado y acabando con la culpabilidad para siempre. Así acabará el mundo al que la culpabilidad dio lugar, ya que al no tener ningún propósito desaparecerá. El origen de las ilusiones es la creencia de que tienen un propósito; de que satisfacen alguna necesidad o de que conceden algún deseo. Si se perciben como desprovistas de propósito, dejan de verse. Al reconocerse su inutilidad, desaparecen. ¿De qué otra manera sino terminan todas las ilusiones? Se llevaron ante la verdad y la verdad no las vio. Simplemente pasó por alto lo que no tenía sentido.
2. Mientras el perdón no sea completo, el mundo seguirá teniendo un propósito. Es el hogar donde nace el perdón, donde crece y donde se vuelve más fuerte y abarcador. Aquí se le alimenta, pues es aquí donde se le necesita. Un benévolo Salvador, nacido donde el pecado fue concebido y donde la culpabilidad parecía real. Éste es Su hogar porque aquí ciertamente se le necesita. Él trae Consigo el fin del mundo. Es a Su llamada a la que los maestros de Dios responden, dirigiéndose a Él en silencio para recibir Su Palabra. El mundo acabará cuando todas las cosas que hay en él hayan sido correctamente juzgadas mediante Su juicio. El mundo acabará con la bendición de la santidad sobre él. El mundo desaparecerá cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado. No será destruido, ni atacado y ni siquiera sufrirá el más mínimo rasguño. Simplemente dejará de parecer que existe.
3. Ciertamente parece que esto se encuentra muy, pero que muy lejos en el futuro. "Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado" parece ser, en efecto, un objetivo a largo plazo. Pero el tiempo se detiene y sirve al objetivo de los maestros de Dios. En el instante en que cualquiera de ellos acepte la Expiación para sí mismo, no quedará ni un solo pensamiento de pecado. Perdonar un solo pecado no es más fácil que perdonarlos todos. La ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el maestro de Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. Un pecado que un maestro de Dios perdone completamente, puede consumar la salvación. ¿Puedes comprender esto? No; esto no tiene ningún sentido para los que están aquí. Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad. Esto va en contra de la manera de pensar del mundo, pero recuerda que el Cielo también va en contra.
4. El mundo acabará cuando su sistema de pensamiento se haya invertido completamente. Hasta entonces, algunos fragmentos de su mentalidad darán todavía la impresión de tener sentido. La lección final -que trae consigo el fin del mundo- no puede ser captada por aquellos que aún no están preparados para abandonar el mundo e ir más allá de su limitado alcance. ¿Cuál es, entonces, la función del maestro de Dios con respecto a esta lección final? Simplemente tiene que aprender cómo considerarla y estar dispuesto a encaminarse en esa dirección. Necesita confiar simplemente en que si Dios le dice que ésta es una lección que él puede aprender, es porque la puede aprender. No juzga si es difícil o fácil. Su Maestro se la señala, y él confía en que Él le enseñará cómo aprenderla.
5. El mundo acabará con alegría porque es un lugar triste. Cuando la alegría haya llegado, el propósito del mundo habrá terminado. El mundo acabará en paz porque es un campo de batalla. Cuando la paz haya llegado, ¿qué propósito podrá tener el mundo? El mundo acabará entre risas porque es un valle de lágrimas. ¿Quién puede seguir llorando allí donde hay risa? Y sólo el completo perdón da lugar a todo esto para bendecir el mundo. El mundo partirá en bendiciones, pues no acabará como comenzó. Convertir el infierno en Cielo es la función de los maestros de Dios porque lo que enseñan son lecciones que reflejan el Cielo. Siéntate ahora por un momento con verdadera humildad y date cuenta de que puedes hacer todo lo que Dios desea que hagas. No seas arrogante ni digas que no puedes aprender Su programa de estudios. Su Palabra afirma lo contrario. Su Voluntad se hará. No puede ser de otra manera. Y da gracias de que así sea.
2. Mientras el perdón no sea completo, el mundo seguirá teniendo un propósito. Es el hogar donde nace el perdón, donde crece y donde se vuelve más fuerte y abarcador. Aquí se le alimenta, pues es aquí donde se le necesita. Un benévolo Salvador, nacido donde el pecado fue concebido y donde la culpabilidad parecía real. Éste es Su hogar porque aquí ciertamente se le necesita. Él trae Consigo el fin del mundo. Es a Su llamada a la que los maestros de Dios responden, dirigiéndose a Él en silencio para recibir Su Palabra. El mundo acabará cuando todas las cosas que hay en él hayan sido correctamente juzgadas mediante Su juicio. El mundo acabará con la bendición de la santidad sobre él. El mundo desaparecerá cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado. No será destruido, ni atacado y ni siquiera sufrirá el más mínimo rasguño. Simplemente dejará de parecer que existe.
3. Ciertamente parece que esto se encuentra muy, pero que muy lejos en el futuro. "Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado" parece ser, en efecto, un objetivo a largo plazo. Pero el tiempo se detiene y sirve al objetivo de los maestros de Dios. En el instante en que cualquiera de ellos acepte la Expiación para sí mismo, no quedará ni un solo pensamiento de pecado. Perdonar un solo pecado no es más fácil que perdonarlos todos. La ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el maestro de Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. Un pecado que un maestro de Dios perdone completamente, puede consumar la salvación. ¿Puedes comprender esto? No; esto no tiene ningún sentido para los que están aquí. Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad. Esto va en contra de la manera de pensar del mundo, pero recuerda que el Cielo también va en contra.
4. El mundo acabará cuando su sistema de pensamiento se haya invertido completamente. Hasta entonces, algunos fragmentos de su mentalidad darán todavía la impresión de tener sentido. La lección final -que trae consigo el fin del mundo- no puede ser captada por aquellos que aún no están preparados para abandonar el mundo e ir más allá de su limitado alcance. ¿Cuál es, entonces, la función del maestro de Dios con respecto a esta lección final? Simplemente tiene que aprender cómo considerarla y estar dispuesto a encaminarse en esa dirección. Necesita confiar simplemente en que si Dios le dice que ésta es una lección que él puede aprender, es porque la puede aprender. No juzga si es difícil o fácil. Su Maestro se la señala, y él confía en que Él le enseñará cómo aprenderla.
5. El mundo acabará con alegría porque es un lugar triste. Cuando la alegría haya llegado, el propósito del mundo habrá terminado. El mundo acabará en paz porque es un campo de batalla. Cuando la paz haya llegado, ¿qué propósito podrá tener el mundo? El mundo acabará entre risas porque es un valle de lágrimas. ¿Quién puede seguir llorando allí donde hay risa? Y sólo el completo perdón da lugar a todo esto para bendecir el mundo. El mundo partirá en bendiciones, pues no acabará como comenzó. Convertir el infierno en Cielo es la función de los maestros de Dios porque lo que enseñan son lecciones que reflejan el Cielo. Siéntate ahora por un momento con verdadera humildad y date cuenta de que puedes hacer todo lo que Dios desea que hagas. No seas arrogante ni digas que no puedes aprender Su programa de estudios. Su Palabra afirma lo contrario. Su Voluntad se hará. No puede ser de otra manera. Y da gracias de que así sea.