22. El ejemplo de Jesús
"¿Qué opinas de esa bella mariposa? ¿Por qué se siente atraída por la luz?
-Eso es algo instintivo...
-Correcto. Ella no es consciente, pero «algo» la empuja...
Asentimos en silencio.
-Pues bien, con vosotros, los humanos, ocurre lo mismo. «Algo» que no podéis, que no sabéis definir, os impulsa a pensar en Dios. «Algo» desconocido os proporciona la capacidad intelectual suficiente como para plantearos el problema de la divinidad. «Algo» sutil os arrastra hacia el misterio de Dios. Nadie se ve libre de esas inquietudes. Tarde o temprano, en mayor o menor medida, todos se hacen las mismas preguntas:
«¿quién soy yo?, ¿existe Dios?, ¿qué quiere de mí?, ¿por qué estoy aquí?».
-¿Nunca has percibido esa inquietud?
Eliseo reconoció que sí. Muchas veces...
-Ahora lo sabes. Ese impulso, esa necesidad de conocer, de saber de Dios, está animado por la «chispa» que te habita. Esa «presencia» del Padre en tu interior es la que verdaderamente te hace distinto. La que te inquieta. La que perfecciona y corrige tus pensamientos. La que, a veces, escuchas en voz baja. La que siempre tiene razón. La que, en definitiva, «tira» de ti hacia Él. el amor no es posesivo. El amor del Padre, como la luz, sólo se mueve en una dirección: hacia adelante. Él, aunque ahora no podáis comprenderlo, os necesita. Él será Él cuando toda su creación sea Él.
El hombre debe saber que es inmortal por expreso deseo de mi Padre. Haga lo que haga o diga lo que diga." *